Andrés Palacios, la madurez de un torero

Pedro Belmonte
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El diestro local hizo un balance positivo de su temporada, que resume como «una buena toma de contacto con cierta continuidad, aunque siempre me hubiese gustado torear más»

Andrés Palacios, en el festival a beneficio del Cotolengo. - Foto: José Miguel Esparcia

Ha sido una temporada buena, como a todos, marcada por la pandemia, que ha traído de cabeza a todo el mundo del toro, pero en la que Andrés Palacios ha podido sumar un número de festejos notable, dentro de las restricciones, habiéndose además enfrentado a encastes de los llamados minoritarios. Un año el del torero albacetense que seguro le servirá mucho para afrontar la de 2022, mucho más cuajado y con las cosas más claras. Ahora el invierno le espera para reflexionar y marcarse nuevos retos en su carrera.

«No me gusta el frío, además creo que corta la inspiración. Para torear, el cuerpo ha de estar suelto y caliente, pero es cierto que el invierno me lo tomo siempre como una época de buscar cosas en mi toreo. Durante la temporada, con el toro, no te paras a pensar, mejorar y cambiar, por lo que los inviernos tienen ese toque distinto, que también me gusta, para pensar y ver los defectos para ir corrigiéndolos e ir entrenando en esa dirección, llevarlo al campo con las becerras y el año siguiente ponerlas en práctica en la plaza con el toro, por lo que el invierno es una época bonita para avanzar como torero. De momento no hemos ido al campo, pero tengo intención de torear un toro a puerta cerrada pronto para no perder el contacto», explica. Una temporada que califica como buena, comparada con las anteriores. «Han sido nueve corridas de toros y dos festivales, por lo que si la comparamos con otros años ha sido muy buena. Siempre digo, cuando toreaba una al año, que todas sirven, porque a la madurez personal le sumas que te vas conociendo como torero y sabes lo que quieres, y además, cada corrida la vas sumando como contacto con el animal, cada corrida me he encontrado mejor, es un paso más de seguridad, de toreo, de espada, en definitiva, la práctica lo da todo y este año ha sido mejor».

Además, este año ha lidiado encastes distintos, de los llamados minoritarios. «Hablé con los apoderados y les dije que quería demostrar que no solo podía torear los toros que salen buenos, sino que también soy capaz, dentro de mi concepto y mis formas, de darle 20 pases y si sale malo, lidiarlo sobre las piernas, ya que mi tauromaquia es mucho más amplia y eso es lo que he trabajado. Creo que soy capaz de a cada toro que sale, darle su lidia, pues si es cierto que cuanto más despacio toree, mejor desarrollo mi concepto, pero también soy capaz de lidiar un toro metiéndome con él, y pegarle doblones. Todo esto hace que seas más amplio como torero y el día que sale un toro bueno, cuajarlo con mayor seguridad, ya que todo esto te aporta seguridad. El toro bueno, casi todo el mundo lo cuaja, porque se torea solo, se pica solo y se banderillea solo, pero mi teoría es que es ese toro medio, que plantea dificultades, con el que tienes que aunar la técnica con la disposición, el riesgo y el sentimiento, ese toro es que puede hacer que marques la diferencia con los demás. Con ese toro hay que estar bien, porque además son de los que más salen y a los que les cortan las orejas las figuras, porque lo que tengo que hacer es poder aplicar mi concepto con ese toro medio que te puede plantear dificultades».

 

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