Hacía tiempo que no venía con alguna de sus formaciones...

Sí, hace tiempo que no voy a Albacete. Antes sí hacía muchos conciertos por allí, porque había una intensa programación de jazz. Yo toqué allí con Tete Montoliú, con Johnny Griffin, pero ciertamente hacía un montón de años que no iba a tocar. Me hace una ilusión tremenda que hayan pensado en este proyecto, más en los Festivales de Albacete, en la Caseta de los Jardinillos que es un sitio maravilloso para tocar. 

Vuelta a la raíz del jazz, a África. 

Exacto, como todos sabemos, la música afroamericana, el jazz viene de África, también de Europa. Realmente es un espectáculo que aúna la danza y la música, tiene un punto muy novedoso. Está funcionando muy bien porque es muy accesible para la gente, en base a unos ritmos que se pueden bailar. 

Con bailarines y percusionistas.

Los bailarines y percusionistas son los solistas del Ballet Nacional de Senegal y claro, tienen un sentido del ritmo tan especial que la gente no puede estar quieta viéndolos. Ellos tienen toda esa tradición y esencia del jazz, que es una música popular, participativa y sinérgica, con el público y los artistas que están en el escenario. Levantan a la gente y la música está en función de esa comunicación, es muy rítmica y todo, evidentemente, con temas propios y arreglos que he hecho para que tengan esa esencia de la danza. 

 ¿Qué temas escogió?

Cualquier tema se puede reinterpretar, versionar de muchas formas diferentes. En este caso, además, ocurre una cosa, que estamos grabando el disco de este proyecto, que nació en 2010, no es tampoco, lo que pasa es que lo tenía aparcado, porque un espectáculo tan numeroso es difícil de mover, más ahora que la cultura queda en el décimo plano. Entonces, es muy difícil mantener activo un proyecto tan numeroso, pero decidí retomarlo y hacer un disco, en ello estamos. En Albacete registraremos la grabación y el vídeo, porque será disco y DVD, seguro que alguno de los temas que toquemos estarán en ese disco.

Como me preguntabas por el repertorio, la verdad es que importa poco, lo importante es el tratamiento. He hecho una selección de estándar de jazz y música africana, incluso el Peter Gunn, de Henry Mancini, con mis arreglos, para mostrar también esta faceta. No había hecho proyectos con big band para disco, aunque dirijo también alguna. He decidido hacerlo y elegí un repertorio, sobre todo con un tratamiento de los temas con un componente rítmico para que pueda ser bailado. 

¿Será un disco en directo?

Llevará temas en directo y estudio, falta ese concierto de Albacete. 

¿Con cabida para la improvisación?

De alguna forma, la esencia del jazz es la improvisación. Una de las características de este proyecto es hacer que la orquesta esté viva. El espectáculo, cuando los músicos subimos al escenario, lo llevamos estructurado, pero tiene un gran componente para la improvisación y espontaneidad. Yo concibo el jazz como una música viva a todos los niveles, como en este caso de África dance big band, con 30 personas en escena. No se convierte en una orquesta con un director y una partitura cerrada, para nada, la partitura está abierta y muchas de las cosas que pasan en el escenario, se deciden en ese momento. Eso es lo que hago cuando toco en otros formatos y es como entiendo la música de jazz, que tiene que estar viva. Yo hago de maestro de ceremonias y cuento con un elenco de bailarines y músicos fantásticos, como David Pastor o José Luis Granell. 

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