«Fuera, los años se viven de manera intensa»

A.D.
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Julián Ángel Mansilla se marcha hoy a Tailandia como misionero albacetense del IEME, Instituto Español de Misiones Extranjeras.

Julián Ángel Mansilla.

Julián Ángel Mansilla se  marcha hoy a Tailandia como misionero albacetense del IEME, Instituto Español de Misiones Extranjeras. Su destino es la diócesis de Udon-Thani, aunque el primer año estará en Bangkok para aprender la lengua. El sacerdote de Balazote comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones ante esta nueva misión pastoral. 

Lleva usted  27 años como sacerdote, ¿dónde ejerció?

Estuve 15 años fuera, cinco en Burkina Faso y 10 en Guatemala. El resto, en Albacete, en distintas parroquias. 

El sacerdocio, en su caso, ¿trajo consigo esa vocación misionera?

Estoy convencido que a todo cura hay que suponerle vocación misionera, igual que al soldado el valor, que se decía. Después uno puede quedar en la Diócesis y trabajar en distintas parroquias, incluso puedes tener posibilidad de ir más lejos. 

¿Cómo fueron esas dos experiencias previas?

Pues muy bien, muy positivas. Siempre es aconsejable, porque  uno se enriquece muchísimo, cuando regresas de la misión sientes que es mucho más lo que has recibido que lo que has dado, se dice pero es muy cierto. Es compartir la vida y la fe con los cristianos que te son encomendados, aquí y allá, respetando culturas, tradiciones,  religiones, caminando, colaborando y compartiendo.  

Dos realidades que serán muy distintas...

Muy distintas. En Burkina Faso estaba la Misión Diocesana de Safané, que ya tenía un recorrido pues habían estado ya varios compañeros más de Albacete y era un nuevo turno, el último, de 1995 al 2000, pues después pasó al clero local africano. Uno era más joven y lo vivió con pasión, fue maravilloso aunque las circunstancias allí  no eran de pobreza, eran de miseria. Guatemala fue distinto, otra realidad, no es miseria, es pobreza, aunque el país es muy rico en recursos, con otras circunstancias que hacen muy difícil que la mayoría de la gente levante cabeza. Fue una muy buena etapa también. 

Fuera, los años se viven de manera muy intensa, te desgasta paro te deja muy satisfecho, ni me he aburrido ni he perdido el tiempo. 

Ahora, Asia, aunque creo que iba a viajar en 2020.

Sí, después de los preparativos que se me pedían para ir con un Instituto Misionero, que es para esto, para los curas que queremos ir a Misiones, para no ir por tu cuenta, ya me enviaron de visita, un par de meses, para que conociese y me conociesen. En diciembre de 2019 se tomó la decisión, destino Tailandia. Se solicitó el visado, pero ha tardado año y medio, por el tema del Covid-19, pero ya ha llegado. 

¿Va a una Diócesis?

Así es, se llama Udon-Thani. No tenemos una parroquia  para nosotros, como ocurrió en Safané o Guatemala, aquí estamos como asimilados al clero diocesano nativo e igual que a ellos los cambian de parroquia, a nosotros también.  

¿Hay muchos católicos en Tailandia?

En torno a un 0,5 por ciento. La proporción es esa, son grupos pequeños en sus parroquias, un trabajo, podríamos decir, más artesanal, no de grandes masas, grandes eventos y multitudes. También es un trabajo muy bonito.  

¿Cuánto tiempo estará en el país?

Eso no lo sé. Varios años. He firmado cinco años, siempre se empieza así, pero lo que toque, porque con tanto esfuerzo que hay que hacer para ir allá, tanto tiempo de espera y aprendizaje, sinceramente, creo que cinco años quedarán cortos.  

¿Estudió ya el idioma?

No, cuando llegue. El primer año voy a la capital, acogido en una parroquia, en  Bangkok, para eso, para estudiar.  Nos asignarán una parroquia, como aquí en España, para atender las necesidades pastorales. En algunas hay también grupos de Cáritas, el aspecto más social, pero lo que uno se encuentre.