El aumento de obras dispara la retirada de amianto

M.O
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En 2018 la descontaminación de esta sustancia cancerígena sumó 327 toneladas de residuos extraídos de todo tipo de edificios albacetenses, más del doble del material que se trató durante el año anterior

El aumento de obras dispara la retirada de amianto

La retirada de los materiales con amianto fue una de las últimas tareas que precedieron al derribo de nuevos edificios de viviendas en el barrio de La Milagrosa esta semana, un ejemplo más de muchas actuaciones en fincas antiguas de la capital y la provincia donde es obligatoria la descontaminación de esta sustancia tóxica y cancerígena. Es una descontaminación que corre a cargo de empresas especializadas, pero que se hace siempre bajo el control de la administración, la Dirección Provincial de Economía y Empresas. 

Datos facilitados desde esta entidad indican que en 2018 se batió por mucho el récord de amianto retirado en Albacete: 327 toneladas se sacaron de antiguos edificios, naves, almacenes y todo tipo de edificaciones a derribar o reformar, pero también de conducciones de agua en el subsuelo. Son 194 toneladas más de amianto retirado que el año anterior, y hay otro dato que ilustra el considerable aumento de todo el amianto sacado de circulación, porque la cantidad de 2018 equivale al 44% de todo el amianto retirado en la provincia desde 2015, cuando empezó la actual legislatura. En cuatro años, la actividad de las empresas acreditadas para manipular el amianto ha permitido retirar 740 toneladas de esta sustancia altamente tóxica, un mineral que se encuentra en ciertos tipos de roca, y que cuando se extrae y se procesa, adquiere la forma de fibras muy pequeñas. 

Nicolás Merino, director provincial de Economía y Empresas, explicaba ayer a La Tribuna que es posible atribuir el aumento del amianto retirado a dos causas: «Hay dos factores, que la construcción e ha reactivado, lo que implica más obras más derribos, y por tanto más amianto; pero también influye que a través de la Diputación hemos contactado con los ayuntamientos y municipios albaceteños para que los servicios técnicos controlen que siempre que haya una obra, aunque sea menor, se vigile la retirada de amianto cumpliendo la legislación». Hacer esa retirada en condiciones de seguridad implica presentar a la Administración un plan de trabajo, continuaba Merino. Se registraron 55 planes en 2018, por los 41 de 2017, otro dato que apunta al aumento de las descontaminaciones. La tendencia a tener más peticiones de retirada del amianto «continúa este año», decía el director provincial, quien añadía que «además de obras grandes, que nos llegaban antes, ahora se comunican muchas obra pequeñas en municipios, que es donde más hay; la uralita suele estar en naves de pequeña entidad, y hay casi más en pueblos pequeños que en la capital». También se nota en los datos las 13 toneladas de amianto en tuberías, que tiene que ver «con trabajos de mantenimiento y renovación de la red que hace Aguas de Albacete».

MÁS CONCIENCIACIÓN. Nicolás Merino subrayaba que la Administración ha hecho un esfuerzo por que la sociedad tome conciencia del problema «El amianto es muy peligroso, la ciudadanía debe saber que hay que actuar y comunicarlo, se trata de un agente cancerígeno muy peligroso».

Sobre esa mayor concienciación daba testimonio también José Manuel Collados, al frente de Inamial, una de las pocas empresas en Albacete especializadas en trabajo de Amianto (la Administración dice que hay tres que copan casi todos los trabajos). Collado comentaba a este diario que es cierto que tienen más trabajo, «porque hay más obras estos meses y porque nos vamos concienciando cada vez más de los peligros del amianto, ahora se intentan hacer las cosas bien».

Collados añadía que actuar ante el contaminante exige a veces «equipos muy complejos, aunque no siempre, no es lo mismo desmontar una uralita que desmontar un horno de amianto». En ese caso los profesionales incluso llegan a montar una especia de burbuja, «hay que encapsular el terreno, y los agentes trabajan con respiración asistida, para no tener contacto con el polvo». 

HASTA EL PROVENCIO. Los residuos que recoge esta empresa y prácticamente todos los que salen de la provincia albacetense acaban después en un centro gestor de la localidad conquense de El Provencio,  a 80 kilómetros, explicaba José Manuel Collados: «En la provincia no hay ningún vertedero homologado para poder llevar el amianto, el más cercano es éste de El Provencio, aunque hay otros en Cartagena, en Madrid... Se trata de un centro con determinadas condiciones, no puede estar al aire libre, no es un vertedero normal y corriente». Más información en edición impresa