López-Galiacho ve la tauromaquia como «escuela de valores»

V.M.
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El pregonero del ciclo taurino albacetense evocó las ferias de los años 70 y 80, recordó los orígenes de su pasión por la fiesta y abogó por garantizar el futuro de la misma «en una España destaurinizada»

Javier López-Galiacho, durante la lectura del pregón. - Foto: José Miguel Esparcia

El profesor universitario, abogado y escritor Javier López-Galiacho Perona, colaborador de La Tribuna de Albacete, brindó anoche un emotivo pregón taurino en un Teatro Circo prácticamente lleno -edificio al que está estrechamente vinculado como presidente de Amithe, por lo que consideró este acto un regalo añadido- e hizo un recorrido por las ferias taurinas de la capital en las décadas de los 70 y 80, recordando los orígenes de su pasión por la fiesta y abogando por defender la tauromaquia, a la que consideró «escuela de valores».

El acto estuvo amenizado por la Unión Musical Ciudad de Albacete, dirigida por Alberto Nevado, que interpretó en primicia varios pasodobles e hizo un guiño al pregonero interpretando también las notas de la composición dedicada a Amithe, compuesta por el maestro Fernando Bonete.

Instantes antes del acto, el alcalde, Vicente Casañ, se mostraba orgulloso de contar con un pregonero que «es uno de los mejores embajadores que tiene Albacete, porque decir Javier López-Galiacho es decir cultura, el baluarte básico para que se nos conozca fuera de nuestros límites locales».

Tras ser introducido por el periodista taurino Pedro Belmonte, López-Galiacho comenzó recordando las tardes taurinas de la Feria de su niñez y juventud, aquellas en las que Dámaso González, José María Manzanares, Paco Camino, Paquirri o El Viti ejercían su magisterio en la tauromaquia, y evocó al niño que «se iba a la puerta de los hoteles Bristol o Los Llanos para ver salir a toreros como Julio Robles o El Capea, y darles mi apoyo».

Tras mostrar su enorme satisfacción por poder dar lectura al pregón en el histórico Teatro Circo de Albacete (1887) y aludir a aquel movimiento ciudadano surgido hace un cuarto de siglo -germen de la Asociación de Amigos de los Teatros Históricos de España que él preside- que salvó de la piqueta este emblemático edificio, reivindicaba la importancia de la Feria Taurina albacetense y de una histórica plaza de toros que, a su juicio, tiene consideración de primera.

El pregonero estructuró su intervención en tres partes, comenzando por las ferias taurinas de su juventud, la reivindicación de la fiesta de los toros en la sociedad actual como toda «una escuela de valores» y un llamamiento para pasar a la acción y garantizar su futuro.

Tras agradecer al alcalde y a la Corporación esta designación como pregonero taurino, retrocedió en el tiempo para recrear el ambiente taurino del Albacete de hace de medio siglo, asegurando que comenzó «a entender que la vida iba muy en serio cuando con siete años me senté por primera vez en la plaza de toros de Albacete al ver el espectáculo del Bombero Torero o el mítico El Empastre». Su pasión por los toros se cimentó en el histórico Colegio Salesiano de Albacete, con su añorado maestro Severiano Landete.

Pasó a referirse a «una ciudad, cuya piel llana, noble y sencilla, destilaba toros y toreros por sus cuatro esquinas» y enumeró a toreros entonces en activo como auténticas grandes figuras que dio nuestra tierra: Dámaso González, como Antonio Rojas, Antonio Poveda, Manuel Amador padre, Ángel Rafael, Sebastián Cortés y un largo etcétera.

Más adelante, aludió a los tiempos en que ejerció la crítica taurina en La Tribuna de Albacete, «coincidiendo con periodistas de raza como mi admirado Luis Parreño, Carlos Zuloaga, Bernardo Goig, José Antonio Tendero, Luis Miguel Calero, Eduardo Cantos, Vicente Camarena o Eduardo Peralta» y donde comenzó entrevistando a los toreros en el callejón.

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