Condenado desde la infancia

José Javier Zárate
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Marco D'Amore se dirige a sí mismo en 'El inmortal', que explica los orígenes del enigmático Ciro y abre la puerta a un posible regreso a 'Gomorra', la exitosa serie de televisión italiana

Parece que Sky he encontrado un filón de calidad en sus producciones italianas. No solo está Gomorra, la serie italiana más vista de la historia. También hemos de recordar la miniserie El milagro, una obra de muy buena hechura. Ahora llega El inmortal: Una película de Gomorra, otro gran trabajo. 

Marco D’Amore se pone tras la cámara como ya hizo en dos episodios de la cuarta temporada de Gomorra. ¿Quién mejor para dirigir una cinta sobre Ciro di Marzio que el propio actor que lo interpreta?

La narración comienza en el final de la tercera temporada de Gomorra, con la supuesta muerte de Ciro a manos de Gennaro Savastano. Pero la cinta tiene desarrollo propio. Aunque se hace más cómoda si se ha visto la ficción televisiva, tiene suficiente entidad y autonomía para verse como una narración separada.

La acción ahora tiene lugar en Riga (Letonia). Don Aniello Pastore envía allí a Ciro para que no se sepa que sigue vivo. Pero, sobre todo, lo envía para que monte una red de tráfico de drogas a partir de una banda de falsificadores de ropa.

La historia se desarrolla entre el presente y el pasado, con múltiples flashbacks de la infancia del protagonista. Estas escenas del pasado nos explican por qué se le conoce como El inmortal al sobrevivir a un terrible terremoto. Igualmente nos ayuda a entender por qué se ve abocado a la delincuencia, al ser un huérfano educado en una banda de pillos callejeros de Nápoles. En esa banda resultará ser un  alumno aventajado. También se muestra su frialdad, su ausencia de miedo, incluso ante la muerte, y su capacidad para tramar traiciones.  

La interpretación de D’Amore es comedida, como corresponde a un personaje que ya no tiene nada que perder porque ha perdido hasta la vida. Todos los personajes giran a su alrededor, especialmente Bruno. Interpretado por Salvatore D’Onofrio, enlaza el pasado  el presente de Ciro. Fue su mentor en el crimen e inadecuada figura paterna de su infancia. En una vuelta del destino, en Riga pasa a ser su subordinado. A lo largo del filme se irá desvelando el detalle de la relación entre ambos, uno de los motores de la película.

Stella (Martina Attanasio) es la pareja de Bruno y el amor platónico de un Ciro infantil. Un personaje que va cobrando importancia. Virgilio (Gennaro Di Colandrea) es el segundo de Bruno y admira a Ciro, frente al que se siente inferior. 

Fotografía oscura

Como corresponde al estado de ánimo depresivo y grave de esta cinta, la fotografía es oscura. Los pocos días luminosos que hay aparecen apagados. La banda sonora de Mokadelic ayuda también.

En resumen, un trabajo de calidad muy bien tejido. Entretiene a lo largo de su metraje de casi dos horas gracias a sus giros. Pero requiere de toda nuestra atención para no perdernos en sus múltiples saltos temporales.