Piden 20 años de cárcel para dos rumanos por explotación

M.D.M.
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Los hechos que llegan ahora a la Audiencia Provincial ocurrieron en 2014, en Balazote y Barrax. Las víctimas eran compatriotas a las que trajeron engañados, según el escrito de acusación del Ministerio Fiscal

Piden 20 años de cárcel para dos rumanos por explotación - Foto: Rubén Serrallé

Este lunes, día 13, comenzará en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Albacete el juicio contra dos ciudadanos rumanos, C.A.P. y G.N.P., acusados de trata de seres humanos, por explotar a compatriotas suyos.

Los hechos, por los que el Ministerio Fiscal pide 20 años de cárcel para cada uno, ocurrieron en el año 2014, en las localidades de Barrax y Balazote y las víctimas eran explotadas como temporeros en campañas agrarias, como consta en el escrito de acusación.

En ese escrito, el fiscal detalla también que se les acusa de seis delitos de trata de seres humanos y que pediría nueve años de cárcel por cada uno de ellos, con lo que serían 54, si bien reconoce que, por el Código Penal actual, se cumplirían 20 años, que es en lo que se acota la petición de pena de prisión. Además, se pide una inhabilitación también de 20 años para el ejercicio de profesiones u oficios relacionados con el transporte, el hospedaje, la agricultura o la contratación de personas.

El fiscal expone que los acusados, en el primer semestre de 2014, Durante el primer semestre del año 2014, «decidieron ganar dinero a costa de aprovecharse del prójimo y, concretamente, de bastantes compatriotas suyos». 

Para ello, y siempre según el escrito de acusación, idearon un sistema que consistiría en ofrecer a otros súbditos rumanos la posibilidad de desplazarse hasta España para «obtener un puesto de trabajo agrícola muy bien remunerado (en comparación con el paupérrimo salario que ganaban, si es que lo ganaban) en Rumania y en unas atractivas condiciones de alojamiento». Una vez persuadidos, traerían a sus connacionales hasta nuestro país. Con el fin de que cuando llegaran a España «ejercerían sobre ellos, desde una posición de superioridad calculadamente diseñada, un auténtico control de su vivencia diaria y un verdadero dominio sobre la rentabilidad económica de su duro trabajo en el campo». Así, de forma «totalmente clandestina y despiadada el clan familiar se convirtió en un grupo criminal».

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