Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Pompa

30/10/2021

La pompa es necesaria para la vida pública y hasta la privada y del hogar. Hechos 25:23. Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo. La pompa es el acento litúrgico de la magistratura y su circunstancia es la exigencia popular del decoro institucional. Sin liturgia la vida se embrutece. Festo trató de inducir a Pablo a ir a Jerusalén para ser juzgado; Pablo apeló al emperador Nerón. Esa apelación fue la circunstancia que nimbó todavía más la liturgia de procedimiento   -la apelación de Pablo-. En España la liturgia es muy débil. Es corriente el desaire a los magistrados -incluso los ministros del monarca le desairan y ya nos desairan a todos: somos la circunstancia -la calidad- que se amolda a nuestro misal cívico: la Constitución de 1978. De estas cosas suele hablar Felipe González -el último patriota; su reciente y formidable sacrificio en un abrazo para muchos - de los suyos- desolador e incomprensible y para mí un ejercicio altísimo de patriotismo: su prestigio y calidad moral nutriendo nuestra circunstancia o misal: la España que ganó la libertad pactada. Berenice era una joven princesa y en la apelación de Pablo (a la jurisdicción que le era propia, la romana y no judía) la liturgia de los tribunos seguida ante los principales hombres de la ciudad soporta la pompa del cortejo o cuadro. Una de nuestras princesas ha lanzado su circunstancia frente a la pompa        -ha llamado prevaricadores a los magistrados más altos: pudo decirles neronianos- alentando el incesto y el escándalo -caso de Agripa-. Sin liturgia (liturgia democrática) resta el Estado como embrutecido y ríspido -y ya luego es difícil recomponer el fracaso de cristales- y hasta queda desnudo, ayuno de nuestra circunstancia más íntima, donde la pompa es tramoya que manejan nuestras Berenices aupadas al solio de la vesania. Festo ni siquiera intima a Pablo para que renuncie a su fuero. Lo induce aprovechando la pompa de Agripa. Pero la circunstancia de Pablo iba a ser la espada -aún así respetó la pompa-.