Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Un Gobierno más dividido que nunca

24/01/2022

Una nueva tormenta en el seno del Gobierno. Y no menor. Aún bajo los efectos del cruce de posiciones sobre la reforma laboral, llega la guerra de Ucrania. El sector morado del Gobierno, en especial el más proclive a los mítines y las posiciones agresivas en las redes sociales, dado que apenas tienen responsabilidades de gestión, han desempolvado la vetusta consigna del 'No a la guerra', en un tono evidentemente más moderado que en los tiempos de José María Aznar y el conflicto de Irak. El problema para Pedro Sánchez es que no puede responder severamente a estas críticas insistentes de sus socios porque, entre otras cosas y como es sabido, los necesita para consumar su legislatura.
El espectáculo que está ofreciendo estos días el Ejecutivo, por lo tanto, resulta esquizofrénico y un tanto decepcionante. El sector socialista se empeña en sacar adelante una reforma laboral con el apoyo de quien sea menester (incluido Ciudadanos) en tanto que el ala podemita reclama que ha de ser con Bildu y con los secesionistas catalanes. Nada de arreglos con la patronal, por supuesto. Un pulso interno sin una salida lo suficientemente clara hasta el momento para despejar dudas en asunto tan fundamental.
Ahora llega la posible invasión de Ucrania por parte del Ejército de Putin, personaje totalitario, autócrata y sin escrúpulos, frente a la que Podemos ha resucitado el eslogan de 'No a la guerra' que tanto éxito le propició en su momento. También el PSOE lo enarboló impune y agresivamente contra el Gobierno del PP, con los efectos desastrosos de todos conocidos.  
Irene Montero, muy necesitada de potenciar su declinante y apagada imagen, que está siendo devorada por el impulso de la propuesta de Yolanda Díaz, ha recuperado cierto protagonismo a su estilo, es decir, incurriendo en la demagogia populista infantiloide y pedestre que le caracteriza. Primero ha sido en el Colegio de Abogados de Madrid mediante unas declaraciones inaceptables sobre el papel de la Justicia. Luego ha sido la descalificación de la reforma laboral y ahora ha enarbolado la bandera pacifista, tan falsaria como siempre ya que quien está a punto de incurrir en la invasión de un país independiente y vecino es el presidente ruso, sobre el que nada dice la dirigente de Podemos.
En el fondo de todo este asunto, tan delirante, late la pugna por el liderazgo del partido de Pablo Iglesias y, al propio tiempo, la propia supervivencia de la formación que, según todos los sondeos, recibirá un severo castigo en las próximas elecciones de Castilla y León. Los gritos de Irene Montero suenan a petición desesperada de auxilio de un náufrago que bracea torpemente a la deriva sin demasiadas posibilidades de seguir a flote.