"Lucharé por la autonomía de las personas con discapacidad"

A.M.
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La nueva presidenta de Asprona, Amalia Serna, que sustituye en el cargo a Lucio Gómez, ha decidido hacerse cargo de la presidencia sin haber pasado antes por ninguna de sus juntas directivas

Amalia Serna, nueva presidenta de Asprona. - Foto: José Miguel Esparcia

Su valentía, sus ganas de aprender y su empeño por contribuir a crear una sociedad más justa e igualitaria la han encaminado hacia la presidencia de un gigante del asociacionismo: la Asociación de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo y sus Familias:Asprona Plena Inclusión. Tras la marcha de Lucio Gómez, Amalia Serna Espinosa, natural de Albacete, la mayor de cuatro hermanos, monitora en el Instituto Municipal de Deportes, sobrina y hermana de personas con discapacidad intelectual, ha decidido hacerse cargo de la presidencia sin haber pasado antes por alguna de sus juntas directivas.

¿De qué conoce Asprona?

Mi primera relación con Asprona Plena Inclusión fue familiar, porque tuve una tía con síndrome de Down. La primera vez que fui a Asprona acompañaba a mi abuela a recoger a mi tía. Entonces la Asociación estaba en la calle Pérez Galdós, al lado del sanatorio Santa Cristina. Esa fue mi primera visualización de Asprona Plena Inclusión.

¿Qué recuerdos tiene de la Asociación de aquellos años?

Estoy hablando de la década de los 70. Recuerdo la sede de Asprona como un lugar donde mi tía iba a entretenerse un poco, a estar allí… Había un patio interior con mucha luz, pero yo era muy pequeña, no tengo recuerdos de los trabajadores... Solo recuerdo ver a mi tía allí y también a Jesús Moreno, que vendía lotería, siempre llevaba boletos... Ahora, después de tantos años, me he reencontrado con él en la junta directiva, donde lleva muchos años. Esta persona la conozco yo desde que soy pequeña, me ha resultado muy curioso reencontrarme con él.

Su tía no ha sido el único vínculo que ha mantenido con Asprona Plena Inclusión de Albacete.

No, además de mi tía, llegué a entrenar a un grupo de usuarios del centro ocupacional San Ginés en atletismo y natación. Y desde hace 48 años tengo un hermano con discapacidad intelectual, mi hermano Luis. Cuando fallecieron mis padres, mi hijo y yo decidimos vivir con él en su casa. Hacía dos años que me había quedado viuda y pensamos que podía ser fabuloso. Desde entonces, desde que estoy viviendo con mi hermano, hace siete años, me he estado aproximando más a Asprona, en conocerla por dentro, interesándome de una forma más intensa en las reuniones de familiares que convocaba, en intentar ser más participativa, acceder a algún curso que convocara y organizara, siempre con la inquietud de conocer a más personas de la asociación y a la propia entidad. Y con este ánimo, hace dos años me ofrecieron desde Asprona un curso para directivos de Plena Inclusión, me encantó, y desde entonces he estado interesada en el funcionamiento de la organización, de la junta directiva… Y luego, por mi trabajo, estoy en contacto con personas con discapacidad que se apuntan a los cursos del IMD y es todo un honor poderles dar clase.

Aunque ya tenía referencias con su tía, ¿qué ha descubierto de este colectivo, a través de las actividades deportivas que les ha impartido?

He descubierto muchísimas cosas. Me encanta estar con ellas y en ese día a día me he dado cuenta lo difícil que es para ellos adaptarse a la falta de sensibilidad social que había y que todavía hay. Cuándo íbamos a entrenar había gente que les miraba como si fueran bichos raros. Esto aún sigue pasando, aunque menos, pero todavía llaman la atención, pero yo creo que esto pasa porque todo lo hacemos de una forma muy divertida. Con las personas con discapacidad intelectual descubres la alegría continua, la ilusión ante lo más simple y más básico, las ganas de reunirse con otras personas, de compartir, de hacer cosas… Lo que descubrí son muchas cosas bonitas.

¿Descubrió otras capacidades?

Todos estamos limitados, todos tenemos incapacidades y a ellos les pasa exactamente igual. Todos somos diferentes, todos somos iguales. Cuando a una persona la llamamos discapacitada, esa discapacidad cualquier día me puede faltar a mí o a ti. A lo mejor, todos los que nos llamados capacitadísimos somos bastante más discapacitados que alguno de ellos. Todos tenemos alguna discapacidad, pero en general, como sociedad, y aunque vamos poco a poco, cuesta mucho entender esto.

¿Su hermano ha sido usuario de Asprona desde que nació?

No. Nuestra madre luchó muchísimo, cuando salió la Ley de Integración, para escolarizarlo en un colegio ordinario, y lo consiguió. Mi hermano llegó a estar escolarizado, pero en aquella época estuvo en dos centros y por mucho que luchó mi madre para que permanecería en un colegio ordinario, no contaba con los apoyos necesarios para que pudiera seguir sin ser la nota discordante. Al final tuvo que matricularse en el colegio de educación especial Eloy Camino, donde estuvo hasta que pasó al centro ocupacional San Ginés de Asprona Plena Inclusión, donde sigue a día de hoy. Ahora, por edad, ya hemos solicitado a la Consejería de Bienestar Social una plaza en el centro de día de Asprona.

¿Cómo está siendo la experiencia de vivir con una persona con discapacidad intelectual?

Los dos primeros años fueron un poco duros. Mi hijo había perdido a su padre hacía relativamente poco, le costaba mucho dejar nuestra casa para irse a vivir a la de su abuela, que es donde vivimos con mi hermano. En un principio pensamos hacerlo al revés, pero era cambiarle mucho sus hábitos, sacarlo de su entorno y podíamos quitarle esa pequeña autonomía que había conseguido, gracias al esfuerzo y trabajo de mis padres, al cambiarlo de lugar, de barrio, de entorno… Mi hijo vino obligado por mí y por eso fue duro para él, pero espero que el día de mañana vea como una ventaja que tuvo que volver a adaptarse y con ello aprendió que todos nos tenemos que adaptar cada día a diferentes situaciones a lo largo de nuestra vida . Ahora estamos muy bien, cada uno hace su vida y estamos muy felices.

¿Por qué ese paso para presidir Asprona? ¿Cuáles son sus sueños?

Fue a raíz del curso de directivos de Plena Inclusión cuando empecé a plantearme la posibilidad de participar desde dentro en Asprona Plena Inclusión. Como ya he comentado, el curso me encantó, me gustó tanto que me planteé participar de forma más activa, meterme más en la Asociación, pero mi sorpresa fue cuando me propusieron acceder a la presidencia. Mi sueño es poder mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y la de sus familiares, que coincide con uno de los fines de Asprona. Me parece que el camino recorrido hasta que he llegado aquí es fabuloso, lo que yo conozco que se ha hecho no tiene ningún desperdicio, nada sobra, todo lo contrario. Creo que lo que tengo que hacer ahora es darle continuidad e intentar mejorar todo aquello que se pueda. Y trabajar también para que estas personas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo logren la autodeterminación y la plena autonomía, que es en lo que Asprona viene trabajando desde hace muchos años. Yo no vengo a Asprona a inventar nada, de momento lo que puedo aportar es mi trabajo, lo único que puedo hacer es ponerme a trabajar con ellos como presidenta.

Va a presidir una asociación con 59 años de historia, una plantilla de 600 trabajadores, alrededor de 1.500 usuarios, una atención de la cuna a la tumba de las persona con discapacidad intelectual, colegios, centros, recursos en varias localidades de la provincia…, lo que se denomina un monstruo del asociacionismo. ¿En serio no le da miedo?

Cuando me propusieron si quería ser presidenta de Asprona me dijeron que no me asustara, que no tuviera miedo, a pesar de que yo me encontraba muy tranquila, seguramente por mi ignorancia y mi desconocimiento. Nunca he estado en una junta directiva de Asprona, he llegado a la presidencia de golpe, me he tirado a la piscina de cabeza, acabo de empezar, pero me están ayudando mucho. En la junta directiva ahora mismo estamos 12 personas, seis somos nuevos, y otros seis llevan ya muchos años, con lo cual nos van a ayudar muchísimo. 

Usted que es familiar de una persona con discapacidad intelectual, ¿ha detectado carencias en esa calidad de vida que puede entender como reto interesante en esta nueva etapa que inicia?

Si hay carencias están relacionadas con la concienciación y la sensibilización social. Es verdad que hemos avanzado mucho, pero todavía hay gente muy incrédula, que ve a estas personas con lástima. Creo que estas personas necesitan oportunidades, posibilidades y más apoyo, ¿de quién? De la sociedad entera: necesitan que les demos oportunidades para poder desarrollarse plenamente como cualquier otra persona, pueden hacerlo, pero necesitan muchos más apoyos. Es cierto que cada vez hay más voluntarios, por cierto, me parecen dignos de ponerlos en un pedestal, porque lo hacen sin ánimo de lucro alguno y son un ejemplo para el resto de la sociedad, porque suponen un apoyo grandísimo para que las personas con discapacidad intelectual puedan realizar algunas actividades. Y también tenemos que crearles las oportunidades para que hagan su vida, puedan realizar sus sueños, como el resto de personas, puedan independizarse si eso es lo que quieren, puedan tener un trabajo remunerado, derecho a una vivienda...

¿Cómo definiría a Asprona?

Yo he sido un familiar que ha acercado a su hermano a las actividades de Asprona y solo escuchaba el nombre de la Asociación, nunca he estado metida dentro y estoy empezando a conocerla ahora. El otro día fui a visitar el centro ocupacional San Ginés de Albacete y lo que vi allí es que el trabajo les da la vida, les hace felices y van ilusionados al centro, con mucha alegría. La vida de las personas con discapacidad intelectual y de sus familiares sin una asociación como Asprona que se ocupa de ellas, las ayudas y las protege, pintaría de otro color.