Corral Rubio, el paraíso de los flamencos en Albacete

A.M.
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Hasta 16 lagunas rodean el casco urbano de Corral Rubio, un excelente destino para la observación de aves esteparias y acuáticas en su medio natural

Un grupo de flamencos en las Lagunas de Corral Rubio. - Foto: J.M.E.

Corral Rubio tiene historia. Tanto que se remonta a la prehistoria, continua en el Neolítico y sigue con un pasado árabe, como así lo demuestran diferentes restos arqueológicos y monumentos y edificios que dan fe de los largos años que lleva en pie este pequeño, pero interesante, pueblo de esta provincia.

Lo sabe bien uno de sus más veteranos vecinos, Antonio Peña Aguilera que, con 78 años, reside a caballo entre Albacete capital y Corral Rubio, aunque desde la pandemia no ha dejado el pueblo. Es un profundo conocedor del pasado de este municipio, cuya iglesia de San Miguel se construyó sobre los cimientos de una antigua ermita del siglo XIII. La actual, del XV, es de estilo neoclásico y se levanta en la plaza de Adolfo Suárez, donde también se encuentra la Casa Consistorial. Al margen de su entorno -que es sin duda el punto fuerte de Corral Rubio- pocos conocen que esta localidad tuvo un gran protagonismo durante el Marquesado de Villena, allá por el año 1439. «Dicen que las Junta de Villena se reunían en la iglesia de San Miguel de Corral Rubio», como al parecer corroboran, dice Antonio Peña, las actas que se conservan en la Diputación Provincial de Albacete.

«¿Por qué aquí?», quiere explicar este corralrubeño de adopción:«Por estrategia geográfica, era la forma de evitar rencillas, Corral Rubio era entonces una aldea de Chinchilla, tenía poca identidad, no era significativa, pero haciendo aquí las reuniones ninguna otra localidad se molestaba».

En el interior de la iglesia de San Miguel Arcángel se venera el conocido como Niño de la Bola, una talla de madera esculpida por un discípulo de Salzillo, que también sale representado en varios cuadros que han sido donados al municipio. Otra curiosidad se encuentra en su sacristía, donde conserva libros de confirmaciones de 1766, de defunciones registradas entre 1917 y 1930 o libros de cuentas de las cofradías de 1844.

De forma permanente, en Corral Rubio residen entre 150 y 180 vecinos, una población envejecida que no cuenta con residencia ni centrode día, pero que logra mantener el consultorio médico por los pelos:«Si bajamos de 150 cartillas nos pasan a Bonete», dice  Juan Miguel Parra, alcalde de la localidad, quien asegura que a pesar de su escasa población, en el municipio se asientan tres bares-restaurantes que, según afirma, funcionan «muy bien», sobre todo los fines de semana cuando se llenan de turistas de Albacete, Almansa o Yecla:«Los tres tienen muy buena cocina y a precios muy económicos», presume el alcalde corralrubeño, que destaca de esta gastronomía el atascaburras, los gazpachos y el ajo de mataero.

La fábrica de cerveza artesanal La media fanega, dos empresas de construcción, una tienda de alimentación, mercado semanal, biblioteca, ludoteca, gimnasio, casa de la cultura, club de jubilados, pistas polideportivas, piscina de verano... No le falta detalle a Corral Rubio en lo que a recursos públicos se refiere, porque, además, ofrece también plazas en su centro rural agrupado, donde en estos momentos estudian 15 niños de Educación Infantil y Primaria, que cuando alcancen su paso a Secundaria deberán trasladarse cada día a los institutos de Chinchilla o Almansa.

Otro espacio que invita a la relajación y al disfrute de las zonas rurales es el antiguo lavadero, una construcción restaurada que está decorada con pinturas con arena realizadas por Josimar a partir de unas fotografías que se realizaron a los vecinos y vecinas de más edad de Corral Rubio. «El lavadero, que se encuentra en el interior de un edificio que tiene un siglo de antigüedad, todavía se usa, aquí vienen a lavar edredones y mantas», apunta Antonio Peña, quien habla también de El Pilar, el bebedero de burros que fue restaurado por el Ayuntamiento y hasta donde llegaba el agua del nacimiento de La Campana, una de las 16 lagunas que se encuentran en el término municipal de Corral Rubio y gracias a las cuales la localidad es conocida por ser el reino, el paraíso, para las aves esteparias y acuáticas.

De entre todas ellas, la que goza de mayor popularidad es la Laguna de La Higuera, donde a mediados del siglo pasado funcionó el balneario San José que utilizó las aguas de este humedal ricas en sulfato de magnesio. Pero, además, el complejo lagunar de Corral Rubio es una joya natural declarada Zona de Especial Protección para las Aves del Este de Albacete, que pertenece a la Red Natura 2000 para así garantizar la protección de las importantes poblaciones de aves esteparias, aves acuáticas y lagunas estacionales que rodean el municipio.

La diversidad de estas aves silvestres en las lagunas y campos de Corral Rubio es muy alta: mientras en primavera y verano las más comunes son el carricero, la lavandera, la terrera, el chorlitejo o la gaviota reidora, en otoño e invierno se pueden observar andarrios, cercetas, garzas y el silbón europeo.

A estas aves migratorias se unen otras especies residentes como el flamenco, la focha, el ánade, la gallineta, el mochuelo, el porrón o el zampullín. Y aunque son menos comunes, también se han podido ver águilas reales ibéricas, avutardas, malvasías o la garcilla cangrejera.

Debido a la riqueza de esta fauna y con el fin de ser justos, la Diputación Provincial de Albacete tiene en proyecto la instalación de una red de miradores para la observación ornitológica en las lagunas de Corral Rubio. Pese a esta maravilla de la naturaleza, la localidad no cuenta con mucha oferta turística, apenas una casa rural porque «la gente viene a ver las aves de las lagunas, pero no se queda a pernoctar», asegura Juan Miguel Parra. 

El regidor pone todas sus esperanzas, para evitar la pérdida de población, en los tres nuevos parques eólicos que se instalarán en el término municipal, cuya construcción se iniciará en mayo: «Si la empresa no nos ha engañado, nos ha dicho que contratarán a gente del pueblo», dice Parra, que junto a Antonio considera que es el peor cáncer del medio rural: la falta de oportunidades de trabajo, como así lo demuestra que en esta localidad llegaron a convivir 1.300 vecinos en los años 70, pero «la falta de empleo por la mecanización del campo está acabando con los pueblos».

Una España vaciada, una despoblación, que en opinión de ambos corralrubeños se podría resolver con la instalación de una pequeña fábrica industrial que diese estabilidad laboral a nuevas familias.