Un tributo a la creatividad

Maricruz Sánchez (SPC)
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Google radiografía el potencial del hombre para imaginar en una exposición virtual que recorre varios siglos de inventos con la ayuda de instituciones como la NASA y el CERN

Un tributo a la creatividad

Una de las cosas que diferencia al ser humano del resto de sus congéneres es su capacidad de pensamiento abstracto, esa disposición a imaginar cosas que aún no han sucedido y que  puede que no lo hagan nunca. Se trata de una facultad que sustenta las principales instituciones sociales, desde la política hasta la economía y la religión, y que puede surgir en cualquier parte y momento. Porque las grandes ideas han nacido en cuevas, aldeas, talleres y laboratorios, pero su impacto ha llegado mucho más allá de sus orígenes humildes, transformando el mundo en formas que sus impulsores apenas podrían haber imaginado.

Poniendo en valor estos grandes saltos en el ingenio humano, invenciones sin las que ahora sería impensable vivir, Google impulsa una exposición virtual que recorre siglos de hallazgos, desde las primeras herramientas de piedra a los brazos industriales robóticos, en la que han participado 110 instituciones de 23 países.

Bajo el título Once Upon a Try (juego de palabras entre «érase una vez» y el verbo intentar), la muestra puede verse en artsandculture.google.com/project/once-upon-a-try. Una web que hace las delicias de los visitantes más curiosos, pues reúne en distintos formatos -realidad aumentada, vídeos, fotografías y textos- un total de 350 pequeñas montajes sobre descubrimientos y curiosidades de distintas épocas.

El viaje, creado por la división de cultura y arte de la compañía, Google Arts & Culture, comienza explicando el Big Bang de la mano del CERN, y continúa con una herramienta desarrollada por la NASA para explorar las 127.000 imágenes de la agencia aeroespacial.

Así, la exposición cuenta con artículos sobre objetos que hoy son comunes pero cuyo descubrimiento marcó un antes y un después en la Historia. Es el caso del papel, el inodoro o la pólvora.

El recorrido rescata también nombres menos conocidos hoy en día como el de Ada Lovelace, la primera programadora de la Historia; Mae Jemison, la primera mujer negra en viajar al espacio, o la científica Chien-Shiung Wu, que hizo grandes aportaciones en el campo de la física nuclear.

También hay sitio para anécdotas internacionales, como la del inventor de la silla giratoria, que fue el presidente estadounidense Thomas Jefferson, y nacionales, como el apartado dedicado al casi desconocido ingeniero español Leonardo Torres Quevedo, que creó el primer juego de ordenador. Una máquina que concluye una partida de ajedrez y que fue toda una precursora de la inteligencia artificial.