Un ajuar bien aprovechado

A.G
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Mujeres de Cenizate se unen para dotar de mascarillas a diferentes servicios, a través de una red iniciada por unas hermanas que comenzaron a coserlas para enviárselas a familiares

La colaboración no entiende de edad: quien puede cose, quien no, corta o mide. - Foto: I.I.

Las muestras de solidaridad se suceden por todo el territorio albacetense desde que la pandemia del Covid-19 comenzase a alterar la vida normal de sus pueblos. Por ejemplo, son numerosas las redes solidarias que se dedican a coser material de protección para diferentes servicios públicos, un modelo de colaboración que también llegó a Cenizate.

En este caso, todo comenzó por la iniciativa de Isabel Ibáñez y sus hermanas, que empezaron a coser mascarillas para proveer a unos familiares y sus compañeros, que trabajan en una residencia de mayores y un hotel respectivamente, donde no disponían de suficientes.  Su propuesta caló entre otros vecinos y ya son más de 1.500 las que han confeccionado, además de comenzar a tejer batas para el personal del Hospital del Perpetuo Socorro, según explica esta vecina del municipio de La Manchuela.

Isabel reconoce que comenzaron esa labor con «la ropa de hogar de algodón del ajuar de nuestra madre y retales de carnaval», además del escaso material que pudieron obtener en una tienda local. Ella misma las lava a alta temperatura, seca y plancha en su domicilio para esterilizarlas. «A lo mejor no sirven para uso sanitario, pero pueden lavarse a 60 grados y volver a utilizarse, por lo que pueden ayudas en otros lugares donde se necesiten», explica.

La voz de esta labor desinteresada corrió por el municipio y otros vecinos se sumaron. «La gente se ha volcado mucho después de que se pidiese material a través de un bando móvil», indica Isabel, detallando que ahora reciben sábanas y otras piezas de ropa y también es ella quien las distribuye por los hogares de las cenizateñas que se han prestado a colaborar con sus máquinas de coser. Son actualmente cinco, además de otras mujeres que colaboran midiendo o cortando el material, ya que no pueden elaborarlas por su avanzada edad o estar enfermas.

La red de solidaridad continúa con otros conocidos, un policía y un bombero, que se encargan de distribuir las mascarillas «donde saben que hace falta». De momento, se han entregado a la cárcel de Albacete, residencias de mayores, trabajadores de transporte sanitario o del servicio de recogida de residuos, entre otros.

Además del beneficio para quienes las reciben, Isabel destaca también la ayuda que supone para quienes las elaboran. «En estos momentos viene muy bien tener la cabeza ocupada», señala.