«'Todas las noches de un día' es teatro en estado puro»

V.M.
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«Creo que Ana Torrent y yo estamos en un momento de madurez muy idóneo para hacer esta función»

Carmelo Gómez, en un momento de la representación de 'Todas las noches de un día'. - Foto: Pentación Espectáculos

El Teatro Circo acogerá hoy, a las 21 horas, la representación de Todas las noches de un día, obra original de Alberto Conejero (Premio Max al Mejor Autor Teatral en 2016), una función dirigida por Luis Luque y protagonizada por dos grandes nombres del mundo de la interpretación en nuestro país: Ana Torrent y Carmelo Gómez. «Llevamos ya un año y medio recorriendo distintos teatros del país, desde los tiempos con Josep Maria Flotats no hacía una gira de este calibre e intensidad», reconoce a La Tribuna de Albacete el actor leonés.

Una entrega que se ve recompensada por la acogida que están teniendo, ¿no es así?

Sí, se corrió un poco la voz entre el público, fueron apareciendo nuevos lugares donde ir y estamos llenando las salas y teatros allá donde vamos, la gente sale encantada.

Es digno de subrayar el lenguaje poético de la obra a la hora de crear un clima muy particular.

A mí lo que más me interesó, por encima de la trama, es el lenguaje que el autor maneja, esa forma poética. Creo que aquí se estructura de una forma no habitual en Conejero, porque hay un juego muy bonito con los tiempos, el pasado y el presente, o ese inspector que va haciendo preguntas gracias a las cuales el público va enterándose de lo que ocurre; poco a poco el espectador se va empapando  y ata todos los cabos, pero durante el trayecto realiza un pasaje por un texto muy gozoso a nivel literario y evocador, podríamos decir que Todas las noches de un día es una obra de teatro en estado puro.

A través del jardinero que usted interpreta, ¿pretende lanzarse un mensaje de reconciliación con la naturaleza?

De todos los temas tratados, el fundamental es el amor, aunque con un concepto más platónico, pero el entorno de estos dos personajes -la acción transcurre en un invernadero- subraya el contacto y el respeto por la naturaleza, creo que es una forma de entender el ciclo de todos los seres vivos, como algo que se transforma y nunca muere, en ese sentido la historia de amor que se cuenta va también por ahí. Es también muy evocadora la puesta en escena y la música ayuda muchísimo a entender cuál es el alma de la función.

¿Qué supuso este reencuentro sobre las tablas con Ana Torrent?

El entendimiento con ella es muy grande, a pesar de que cada uno tiene su propio punto de vista y su idea  sobre la función, porque es una obra que deja paso a variadas interpretaciones, en cualquier caso la sintonía que se conjuga en el escenario es perfecta. Además, lo fundamental es que personalmente hemos tenido una gran sintonía para contar una historia de amor como ésta, lejos de  posesiones y pasiones desenfrenadas. Nosotros nos conocimos en Vacas (1991) hace muchos años, cuando yo estaba de forma tangencial en este oficio y ella era ya la famosa muchacha de los ojos negros; desde entonces ha habido una carrera dilatada por parte de ambos y creo que Ana y yo estamos en un momento de madurez muy idóneo para hacer esta función. 

En los últimos años se ha centrado profesionalmente en el teatro, ¿un regreso a la interpretación pura o es que no le interesan las propuestas de otros medios?

Sí, es como volver a lo puro, sobre todo también porque el mundo audiovisual está dando golpes de un sitio a otro sin saber muy bien qué lugar coger. Dedicarme a este género, que tiene mucho que ver con mi realidad de centrarme en lo esencial  y en las cosas que hagan palpitar, donde lo económico no esté siempre merodeando, es una elección que creo me traerá muchísima riqueza personal. 

Así pues, ¿no se plantea a corto plazo regresar al cine o a la televisión?

No me negaría a hacer algo que me apasionase, pero creo que todavía falta un poco hasta el punto que haya un proyecto que me vuelva a hacer creer en dedicarme de lleno a él (...) hace mucho tiempo que perdí el contacto con televisión en general, porque creo que las televisiones tienen un planteamiento de bajo nivel de compromiso social y están más por el mero entretenimiento. Las películas de autor, de incontestable calidad, que iban a festivales e invitaban ir al cine de una manera distinta es algo que se acabó.