Sahel, la otra amenaza yihadista

EFE-SPC
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España tiene puesto el punto de mira en los herederos del Estado Islámico en el África subsahariana, unos grupos armados y muy violentos

Los antiguos miembros del Estado Islámico se han hecho fuertes en la zona central del continente negro y en el golfo de Guinea. - Foto: Reuters

Tras su expulsión de Siria e Irak, los grupos yihadistas se han hecho fuertes en la región del Sahel. Una estrecha franja de tierra de nadie del África subsahariana que comprende 11 países: Senegal, el sur de Mauritania, Malí, el norte de Burkina Faso, el extremo sur de Argelia, Níger, norte de Nigeria, franja central de Chad y de Sudán, Eritrea y parte norte de Etiopía.

Es allí donde el antiguo Estado Islámico campa a sus anchas amenazando no solo a los Estados limítrofes sino a todo Europa.

De hecho, el Gobierno de España tiene puesto el punto de mira en estos grupos seminómadas, islamistas y armados que se dedican a secuestrar estudiantes, atacar soldados y colocar coches bomba.

Así lo manifiesta la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, cuando detalla que el terrorismo yihadista, concretamente del Sahel, sigue siendo una de las graves amenazas para la seguridad global y para España en particular.

No en vano, según los datos de los que dispone el Ministerio del Interior, de los 10 países que sufrieron el año pasado un mayor número de ataques terroristas siete se encuentran en el área del Sahel, «muy cerca de España».

La alta política explica que ello es fruto del movimiento de los grupos terroristas desde Oriente Medio y Próximo hacia esta zona, ya que «aunque el Daésh ha remitido, cada vez hay más redes yihadistas ubicadas en África», sobre todo en lugares relativamente próximos al norte de África y a Europa, como Mauritania, Níger, Mali, Burkina Faso y Chad.

Pero no solo hay terrorismo yihadista en el Sahel, los servicios de Inteligencia también muestran una gran preocupación por otras áreas como el golfo de Guinea, donde se teme que los grupos relacionados con la piratería puedan relacionarse con los islamistas.

Gallach subraya que para cooperar con los países afectados por esta «dinámica de expansión en la zona del Sahel» de los grupos terroristas España está colaborando para formar a sus Fuerzas de Seguridad, además de participar con sus gobiernos en labores de desarrollo en ámbitos como la agricultura, apoyo a mujeres y niñas y educación, y de esta forma «robustecer» a la sociedad y prevenir que no tenga lugar la captación yihadista.

 

Aumento exponencial

Los expertos policiales españoles alertan que durante el período de pandemia del coronavirus se ha detectado un «crecimiento extraordinario» en la captación de yihadistas en redes sociales.

Según los datos del Anuario de Terrorismo Yihadista en 2020 se cometieron en el mundo 2.350 atentados, lo que supone un aumento de más de un 50 por ciento respecto a 2019, que causaron 9.748 muertos, un 5 por ciento más que en el ejercicio anterior.

El director del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), Carlos Igualada, explica que el hecho de que el número de fallecidos haya aumentado en un menor porcentaje que el de atentados se debe a que tras la derrota militar de Dáesh ya no hay tantas acciones indiscriminadas contra la población civil sino que el blanco principal de las mismas son las Fuerzas de Seguridad.

La mayoría de muertos, 3.959, se registraron en Afganistán, seguido de Nigeria (1.463), Burkina Faso (799), Mali (624) y Níger (380).

Igualada destaca también que casi la mitad de los ataques sobre suelo europeo entre 2018 y la primera mitad de 2020 fueron cometidos por presos radicalizados o ya condenados previamente por su vinculación con el yihadismo.

A juicio de los autores del Anuario esto pone de manifiesto que es necesaria una revisión de los programas de desradicalización y de prevención del radicalismo implementados en las cárceles.

El informe recoge que en 2020 fueron detenidas en España 37 personas por su implicación en actividades yihadistas, 21 menos que en 2019. Fueron arrestadas en 23 operaciones, la mayoría, siete, en Madrid, seguidas de cinco en Barcelona, dos en Alicante y Las Palmas de Gran Canaria y una en Zaragoza, Almería, Ciudad Real, Melilla, Tarragona, Valencia, Girona, Guipúzcoa, Toledo y Castellón.