Conchi Pérez trabaja como ordenanza en una residencia de mayores de la capital. Ayer explicó a este diario cómo viven la crisis sanitaria en este centro de la tercera edad, señalando que la situación al principio era “un poco caótica”, pero ahora ya se ha estabilizado y no es tan mala como algunos la pintan. Está claro que existía miedo a lo desconocido y sigue habiendo miedo, pero sobre todo porque las personas mayores son un grupo de riesgo y "los trabajadores están preocupados por si los contagian". 

En cuanto a los usuarios, Conchi Pérez señaló que “los abuelos lo pasan muy mal porque tienen que estar encerrados y no están acostumbrados”. Recordó también que no pueden recibir visitas de los familiares y se ha prohibido cualquier contacto con el exterior. En el recinto de la residencia sólo entran los trabajadores de la misma y los servicios de primera necesidad.

Asimismo, ha cambiado mucho el sistema de trabajo, explicó esta trabajadora, indicando que hay mucho personal. La plantilla se ha incrementado ante esta situación excepcional.

Lo que peor llevan los trabajadores es la cantidad de decesos que se han producido a causa del coronavirus.  Es triste saber que “personas con las que has estado conviviendo y con las que has estado todos los días, no las vas a volver a ver”, significó Pérez.