Tobarra tiene un secreto. Escondido entre tierras de cultivo, protegido sólo por una alambrada, camuflado tras un espeso cañaveral hay un milagro húmedo, 11 hectáreas cubiertas por una lámina de agua donde tienen su hogar aves, peces y anfibios: la laguna de Alboraj.

No está muy lejos del centro de la localidad tobarreña, sólo a cinco minutos en coche; en realidad, para llegar a ella, el visitante tiene que pasar por varias zonas de regadío que rodean esta zona protegida formada en realidad por dos lagunas, aunque una de ellas es mucho más grande que la otra.

La cercanía de los humanos ha hecho mella. Al pasear junto a sus orillas, es muy fácil encontrar rastros de nuestra presencia: bolsas de plástico, latas de refresco, trozos de botellas de vidrio y cartuchos de caza. Por eso el Ayuntamiento ha decidido limpiarlas, pero de una forma divertida.

«La Laguna de Alboraj es el único espacio de nuestro municipio que forma parte de la Red Natura 2000», explica la concejal de Medio Ambiente, Esperanza Martínez, «y eso nos permitió adherirnos al programa Libera, que tiene ámbito nacional y se celebra en más de 300 puntos de todo el país».

Como parte de este programa,  ayer se organizó una visita a la Laguna de Alboraj, en la que tomó parte una veintena de personas de todas las edades. La actividad comenzó a las 10 de la mañana, y el primer paso fue limpiar.

«En muy poco tiempo llegamos a recoger unos 100 kilos de basura», explica la concejal, «e incluso nos encontramos un animal muerto, posiblemente un perro metido dentro de un saco».

No obstante, la limpieza es solo el primer paso. El otro era explicar a los participantes, sobre el terreno, las interacciones entre los seres humanos y la naturaleza, tanto las positivas como las negativas.

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