David Castro:"Me di cuenta de que lo que busco es disfrutar"

Cristóbal Guzmán
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El triatleta rodense ha renacido después de su victoria en la Copa del Mundo de Salinas (Ecuador) e intentará completar un buen año 2019 para acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio

Su mejoría en 2018 ha sepultado dos años de malos momentos de los que se ha recuperado por su fortaleza mental. Como en 2016, ganó recientemente la prueba de la Copa del Mundo de Salinas (Ecuador) que le ha confirmado plenamente. Ahora, tras participar en el Duatlón de La Roda, se toma un respiro antes de intentar un reto que es posible: acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.

Después de dos años malos, sentirá una gran satisfacción de verse en lo más alto.

Había conseguido algo a nivel nacional, pero volver a lograr una victoria en la Copa del Mundo me hizo multiplicar las sensaciones de alegría y emoción que tuve en Salinas en 2016.

Las imágenes de su llegada a la meta lo dicen todo.

¡Buff…! Fue como una explosión, como quitarte un peso de encima de la rabia y tensión de esos dos años de aguantar. ¡Qué bien!

¿Qué ocurrió en esos dos años? La fuerza mental para dejarlos atrás sería decisiva.

Me centré demasiado en mejorar y mejorar. Ni mis entrenadores ni mi entorno, era yo mismo el que me exigía muchísimo y llegó el momento en el que dejé de disfrutar. En 2016, cuando sonaba el himno en el podio de Salinas, me di cuenta de que no era todo lo feliz que debía ser y pensé que algo estaba pasando. En 2017 llegaron los malos resultados, se multiplicó la inseguridad, tuve algún ataque de ansiedad en una competición y vi que debía cambiar. Empecé con un psicólogo deportivo, cambiaron algunos aspectos que hacía mal, pero empezó 2018 y me pasaba lo mismo hasta que cambié el chip, me olvidé de las competiciones internacionales, me vine un mes a casa, entrené en Vitoria con un grupo de australianos y me encontré a mí mismo. Si estás bien, todo sale, todo fluye.

Se intuye que esa experiencia le habrá hecho madurar.

Me he dado cuenta de que lo que busco en el triatlón es disfrutar, que es lo esencial y se olvida cuando buscas algo secundario. Todo va mejor si buscas pasarlo bien entrenando con amigos, dejando que el cuerpo y, sobre todo la mente, fluyan.

En Corea tuvo un pinchazo inoportuno, pero parece que se lo ha tomado bien.

La idea era hacer tres pruebas de la Copa del Mundo, conseguí ganar en Salinas y en Corea ya iba un poco más tranquilo. Lo malo fue la paliza del viaje y el poco descanso para, en los primeros 15 minutos de la prueba, pillé un bache al abrirme para evitar una caída y pinché. Antes me hubiera agobiado mucho, pero ahora pienso que son cosas que pasan y que no hay que darle más vueltas.

¿Cómo le dio por esta especialidad con lo dura que es?

Como en La Roda no había piscina, los sábados del invierno íbamos a nadar a Albacete. Siempre me ha gustado correr y andar en bici, y David Amores, mi entrenador de natación, nos obligó a hacer el triatlón de La Roda. Me parecía muy divertido calzarme las zapatillas de fútbol sala, correr con la camiseta, allá por 2012, y hasta ahora.

Y luego llegó la competición, que son palabras mayores.

En categoría cadete, con los Campeonatos de España, me lo tomé más en serio, sobre todo cuando veía que estaba en posiciones delanteras. Todo fue fluido, empecé como un juego, obtienes resultados, te lo tomas en serio y eso te hace centrarte un poco más.

¿Y qué pensaba su familia? Al final estarán orgullosos.

Les costó que me marchara a Madrid con 15 años, pero con el tiempo he aprendido a valorar lo que hicieron.

¿Y ese apodo de 'Torero'? ¿De dónde viene?

Cuando entré en la Blume de Madrid, el entrenador se fijó en mi manera de andar y dijo que parecía Jesulín. Al final cambió a Torero y todo el mundo del triatlón me conoce por ese apodo.

¿Qué es lo principal que se ha de tener para ser un buen triatleta?

La constancia. Esto requiere una adaptación para una prueba de tres deportes. Entrenar los tres con regularidad y buscar un buen rendimiento requiere un tiempo, a lo mejor cinco o seis años para llegar a ser regular en los tres.

¿En qué segmento del triatlón se siente más cómodo?

Se me daba mejor correr, luego correr y bicicleta, pero después di un salto de calidad importante en la natación. Los triatletas se atacan en los puntos débiles y cuantos menos tengas, mejor. El triatleta perfecto es el que menos puntos débiles presenta en los tres deportes.

¿Qué nos puede contar de su experiencia en la Residencia Joaquín Blume?

Es el noveno año. Las instalaciones son inmejorables, tengo la pista de atletismo a cinco minutos y la piscina igual. Tardamos media hora en salir a buenas carreteras sin tráfico. Se entrena muy bien y el tiempo es similar al de La Roda, con lo que no me tocó adaptarme a esos cambios. El grupo es muy bueno y llevo el mismo entrenador desde que estoy allí.

El caso es que se ha hecho con un hueco importante con triatletas de gran nivel.

Lo bueno y lo malo de España es que tiene a los mejores triatletas del mundo porque buscarse un hueco es muy difícil, pero por otra parte es lo que te hace mejor. Si uno se gana el puesto en las series mundiales, eso significa que tienes nivel para luchar por entrar en el Top 20 o el Top 10. Los mejores rivales los tengo en casa y eso me hace ser mejor.

¿En qué consiste su actividad un día normal durante su preparación?

Me levanto sobre las siete y media o las ocho para hacer bici o correr, y por la tarde nado. Pero cada día es distinto y hace que no te canses nunca de este deporte, que te haga luchar por mejorar.

¿Qué es lo que piensa cuando se entrena, se marca pequeños objetivos para lograr estar concentrado todos los días con ese esfuerzo?

Tengo la misma ilusión que cuando empecé: ir a unos Juegos. En el Parque de La Cañada soñaba con llevar la indumentaria de la selección española como Gómez Noya o Iván Raña, y cuando lo consigues te das cuenta de que los sueños se pueden cumplir. Nadie podría pensar que iba a llegar a esto cuando corría con 12 años, pero sigo queriendo dar lo mejor de mí mismo y, como soñar es gratis, cuanto más lo hagas, más conseguirás.

¿Cuesta pensar que le quede tiempo para hacer algo más con tanto entrenamiento.

Hay épocas en las que estás más centrado, pero en ciertos momentos del año hay que aprovechar al máximo estar en casa o con los amigos porque cuando llega una concentración de uno o dos meses, ahí ya no hay tiempo para nada. Hubo un momento en que cometí el error de no aprovechar ese tiempo libre y, cuando no lo tienes, lo echas de menos, por eso ahora sí lo hago en esas dos o tres semanas al año.

¿Viene a La Roda con mucha regularidad?

Hay muchas pruebas por el Mediterráneo y suelo venir unos días. Me gusta mucho estar en casa y tengo el club de La Roda para entrenar. Suelo venir bastante.

¿No le parece que este deporte y otros no gozan del espacio que se merecen en la opinión pública y más con los éxitos que se consiguen?

Veo bien que la gente se interese por el fútbol porque es lo que le gusta, pero es importante que los periódicos o las cadenas de televisión también se interesen por nosotros. El problema no lo tiene la gente, el problema es no conocer y que no se llegue a todo el mundo, aunque en los últimos años el triatlón ha crecido mucho, la gente va a verlo, y eso es un feedback continuo.

Lo que parece indiscutible es que en su pueblo es una auténtica celebridad.

Aquí nos conocemos todos y da mucho gusto que, cuando vas entrenando, la gente te dé la enhorabuena o te pregunte cosas. En La Roda hay interés por el triatlón y la escuela va creciendo, eso es con lo que más me quedo de hacer deporte.

¿Tenía o tiene algún ídolo?

Cuanto más tiempo llevas en el deporte te quedas con más detalles. Javier Gómez Noya o Rafael Nadal son personas ejemplares de los que solo puedes coger cosas buenas y aprender de ellos. Me quedo con esos dos.

Supongo que tendrá entre ceja y ceja los Juegos Olímpicos de Tokio.

El periodo de clasificación empezó en mayo y queda un año y medio en el que se verán las opciones que tengo. Esta carrera me ha dado mucha motivación para intentarlo y ya veremos.

Está en la elite española y España es una potencia.

Lo intentaremos. Irán tres y no se sabe si Javier Gómez Noya volverá a la distancia olímpica. Llegaría con 27 años, una edad perfecta para el triatlón, y pondremos toda la carne en el asador.

Para el deporte de La Roda y el de toda la provincia supondría un éxito tremendo.

Me hace mucha ilusión, sobre todo por hacer ver que en Albacete se puede hacer cualquier cosa y que no hay ningún límite. Cuando empecé solo había triatletas de Cataluña, de Valencia, de Galicia, de Andalucía… y era raro que gente de Albacete lo practicara, pero viene muy bien para que lo hagan los chicos. Si ha podido David, ¿porqué yo no? Ojalá esto suponga un boom.

Ahora no volverá a competir hasta marzo.

Hay un parón de vacaciones y después habrá que hacer el entrenamiento de todo el año, concentraciones… Habrá que decidir qué dirección vamos a tomar en 2019, que será largo y duro.

Tiene 25 años. ¿Hasta qué edad se puede estar compitiendo a alto nivel?

En la distancia olímpica, la mayoría de los atletas dejan de hacer el circuito internacional con 31 o 32 años y se pasan al ironman, donde hay menos pruebas y no se viaja tanto. Quiero llegar a esa edad estando como ahora.

Pongámonos en un escenario ideal. Si llegase a competir en Tokio, todavía podría ir a una segunda Olimpiada.

¿Por qué no? Hay mucha gente que va a unos Juegos Olímpicos con 32 años si las lesiones respetan.