Manzanares 'cae' de pie en Albacete

P.J.G.
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El alicantino cortó una oreja de cada uno de sus enemigos, De Justo paseó un apéndice del sexto y Ferrera se fue de vacío

Pase de pecho de José María Manzanares. - Foto: Arturo Pérez

La Feria Taurina avanza y el abono ya consumió tres de sus festejos y, casualmente, a la tercera fue la vencida, porque llegó la primera puerta grande del ciclo, protagonizada por el alicantino José María Manzanares. Una y una son dos, cuenta básica, y con dos orejas de distintos toros, por estos lares, se abre la puerta grande, en el caso de Manzanares, puerta chica, que no saboreó el diestro, porque abandonó la plaza por su propio pie, entre saludos al respetable, que ya saben ustedes que es de bien nacidos ser agradecidos y el alicantino lo debe estar con un público que le ayudó a lograr, en la contabilidad, la primera puerta grande del abono. Sus compañeros corrieron suerte dispar, ya que De Justo, autor de los mejores pasajes de la tarde paseó un apéndice del sexto y Antonio Ferrera pasó de puntillas y se fue de vacío en un festejo en el que se lidió un encierro de Daniel Ruiz, blando, noble y manejable en líneas generales. 

caer en gracia. Dicen que más vale caer en gracia que ser gracioso y en el primer grupo se encuentra José María Manzanares, al menos por lo visto ayer sobre el coso albacetense, con un público entregado al diestro alicantino y que solicitó de forma mayoritaria la oreja tras doblar cada uno de sus enemigos, por lo que se llevó el premio de un apéndice de cada toro que le tocó en suerte y se apuntó la primera puerta grande del abono. La suerte le acompañó desde por la mañana, porque, curiosamente el toro que su cuadrilla no quería que se lidiara, a la postre, fue el mejor del encierro de Daniel Ruiz. Fue el toro de mayor entrega, de más clase, sobre todo por el pitón derecho, ya que por el izquierdo casi quedó inédito, con una única serie de tres naturales. Con la derecha templó Manzanares en series tan cortas como intensas, siempre con ventajas, sin apreturas, ante un toro que tomó el engaño con codicia. Remató su labor con una estocada caída y tendida y sumó la primera oreja en su esportón. No tuvo la misma condición su segundo enemigo, un toro más blando, y se sucedieron las series por ambos pitones, a media altura, sin calado, bajo los acordes del pasodoble Ópera flamenca, aunque la faena fuese más de orquesta de verano. Dejó media estocada que fue suficiente para que el toro doblase y aflorasen nuevamente los pañuelos en los tendidos, hasta que se le concedió una oreja que, sumada a la anterior, le abrió la puerta grande, aunque el diestro no salió en hombros, sino que abandonó la plaza por su propio pie. Cayó de pie en Albacete y a pie se fue de la plaza.

los mejores pasajes. Emilio de Justo paseó un apéndice del sexto, premio al conjunto de una actuación ante dos astados distintos, manejable el primero y blando el segundo, con distintas actuaciones y metrajes en las faenas del diestro, que firmó los mejores pasajes de la tarde taurina en el coso albacetense. Ante su primer enemigo su labor tuvo pasajes más intensos toreando en redondo con la diestra, porque al natural le costó más al astado, siendo los más destacados los de final de faena, dando el pecho a su enemigo y sumándolos de uno en uno. Un pinchazo y una estacada caída sirvieron para que doblase el toro, pero a De Justo le tocó ayer el grupo de los graciosos, que ya saben ustedes que tienen menos suerte que los que caen en gracia, y todo quedó en una vuelta al ruedo tras petición de oreja.

Al que cerró plaza, De Justo lo recibió con lucidas verónicas, ganando pasos en cada una de ellas, hasta rematar con dos brillantes medias casi en los medios. Llevó al astado al caballo con vistosas  chicuelinas al paso y se echó en falta un quite, pero es algo que no sólo se le puede reprochar a De Justo, sino a toda la terna. Ya con la muleta, el toro fue más blando y al obligarle doblaba las manos, por lo que su faena de entrega y ganas discurrió por el camino de la media altura, tanto con la derecha como en el toreo al natural. Tras unas ajustadas manoletinas, volvió a pinchar antes de dejar una estocada, pero en esta ocasión la petición fue más cuantiosa y el diestro paseó una oreja.

Los dos diestros que abrieron cartel en las dos tardes anteriores pasaron con más pena que gloria y Antonio Ferrera no fue una excepción, aunque en su descargo se pueda decir que le correspondieron dos de los toros más blandos del encierro. Tampoco se empleó en exceso el diestro, con una primera faena a media altura, con demasiadas ventajas y alargada en exceso, con el añadido del fallo a espadas final, ya que necesitó de un pinchazo, una estocada atravesada y un descabello para acabar con el ejemplar de Daniel Ruiz.

No mejoró el panorama ante el segundo de su lote, el más blando del encierro, con muletazos a media altura, sin continuidad ni calado alguno, aunque Antonio Ferrera se empeñó en alargar una faena que ya estaba vista para sentencia. Silencio.