El Villarrobledo deberá remontar 16 puntos si quiere mantener intacto el sueño de la LEB Oro. Pintores deberá ser clave para voltear una eliminatoria que en su primer asalto se llevó el Marín Peixegalego con justicia, tras un primer tiempo muy igualado y una segundo acto en la que demostró estar más acertado.

La primera mitad si por algo destacó fue por la igualdad en pista. El intercambio de golpes iba a ser una constante de unos primeros 20 minutos sin un dominador claro y después de varias alternativas, el electrónico reflejó un apretado 21-22.

Con un Nesbitt también inspirado en la faceta anotadora —al descanso había firmado 12 puntos— fue a los once minutos cuando logró su mejor renta el CBV, cuando un parcial de 0-9 llevó el tanteador del 21-18 al 21-27. La respuesta fue inmediata por parte de los locales, con dos lanzamientos exteriores y un total de 8-0 que otra vez ponían de manifiesto que nadie iba a regalar nada en la eliminatoria. Al descanso (44-42).

El guion siguió por los mismos derroteros tras el paso por los vestuarios, donde ninguno dio su brazo a torcer hasta alcanzado el tramo final, cuando el Marín Peixegalego encadenó una buena serie de lanzamientos que le permitieron cobrar una buena ventaja (67-56).

Las imprecisiones y la precipitación se adueñaron por momentos de los roblenses, que perdieron su eficacia arriba y la concentración abajo. En el cuarto capítulo los azules aumentaron su intensidad y la presión hizo mella en un marcador que no hizo más que aumentar en favor del equipo anfitrión. Junior tuvo que pedir tiempo para frenar la hemorragia cuando el tanteador, a escasos tres minutos y medio, marcaba 18 puntos de ventaja (82-64) para el Peixegalego, espoleado por una hinchada que no dudaba incluso en hacer la ola. El CBV trató en las postrimerías al menos recortar distancias teniendo en cuenta la importancia de los puntos en la semifinal, pero habrá que remontar en Pintores 16 puntos (87-71).