El silencio más largo de Pablo Iglesias

Leticia Ortiz (SPC)
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El exlíder de Podemos no se pronuncia públicamente desde el pasado 4 de mayo, cuando anunció su retirada de la política después de sufrir una dura derrota en las elecciones de Madrid, a las que concurrió como candidato

El silencio más largo de Pablo Iglesias - Foto: EFE

Ni conferencias ni entrevistas en medios de comunicación ni un solo comentario en las redes sociales. Ni siquiera una aparición en el llamado Vistalegre IV, donde su partido iba a definir la hoja de ruta de un futuro incierto, precisamente, tras su marcha. Pablo Iglesias guarda silencio desde que el pasado 4 de mayo sufriese una dura derrota en las elecciones de Madrid. Tampoco se ha dejado ver públicamente, salvo en aquella instantánea que rápidamente se convirtió en el tema del día en España porque el exlíder morado había perdido su gran seña de identidad, la coleta. Un cambio de imagen radical que, según los expertos en comunicación política, guardaba mucho simbolismo, ya que rompía con el personaje público presente en el imaginario popular desde que Podemos irrumpió en el escenario parlamentario.

«Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional. Seguiré comprometido con mi país, pero no voy a ser un tapón para la renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestra fuerza política». Con estas frases confirmó su adiós en la noche electoral. Su inesperada apuesta como candidato, por una vez, no había salido como esperaba. Aquella fue la última vez que Iglesias habló en público antes de desaparecer casi por completo de la escena.

Ni siquiera se sabe cuál será su futuro, aunque durante este tiempo se ha rumoreado que está preparando un proyecto audiovisual con Jaume Roures, dueño de Mediapro. Se apuntó, incluso, que se trataría de un nuevo formato de investigación y contenido social, en el que el que fue vicepresidente del Gobierno se convertiría en el nuevo Jordi Évole. Pero ninguno de los dos lo ha confirmado. En su día, el exlíder morado dirigió y presentó Fort Apache, un programa de entrevistas en La Tuerka, un canal independiente en streaming.

Otro posible camino profesional que se apuntó tras su marcha fue el regreso a la docencia, ya que fue profesor interino en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Allí nació Podemos cuando un grupo de educadores -el propio Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón...- se embarcó en la aventura de transformar el movimiento 15-M en una fuerza política capaz de «asaltar los cielos», como ellos mismos remarcaban en los primeros tiempos de Podemos.

 

¿Y la política?

Entre las opciones que maneja el exvicepresidente no estaría, apuntan, la política. El paso atrás que dio tras los comicios regional es, de momento, definitivo. De hecho, sorprendió que ni siquiera se pronunciase o se dejase ver en la Asamblea en la que Podemos eligió a Ione Belarra como su sustituta al frente de la formación. «La voluntad de Pablo Iglesias es no tutelar el partido. Desde esa voluntad no quiere asumir un protagonismo que corresponden a los nuevos liderazgos, más corales, feminizados y potentes». Así justificó el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, la ausencia del anterior secretario general del partido del cónclave morado.

Tampoco parece interesado en la política actual, a pesar de que los temas que ocupan el día a día -los indultos, la llamada Ley Trans, el acercamiento de presos o la reforma de las pensiones- son propicios para sus habituales opiniones en las redes sociales. De noviembre de 2020 a mayo de 2021, Iglesias subió a su cuenta personal una media de 8,78 tuits al día, según datos recogidos por la consultora Alqua. Sin embargo, desde el 4 de mayo, cuando se quedó como cuarta fuerza en las elecciones madrileña, solo hay silencio en su perfil: ni tuits, ni retuits, ni siquiera dar un me gusta a las reflexiones de otros usuarios. Nada.

 

Indemnización

Mientras decide su futuro, el exlíder morado continúa madrugando para llevar a sus tres hijos desde su casa en Galapagar a la guardería del Congreso de los Diputados, habilitada para los parlamentarios, condición que sigue ostentando la madre de los pequeños, Irene Montero. Según fuentes cercanas a ambos decidieron matricularlos allí debido al acoso al que los niños se veían sometidos en los alrededor del chalet donde viven.

et donde viven. Asimismo, Iglesias cobra la indemnización que le corresponde por haber sido vicepresidente y ministro del Gobierno: 5.316 euros al mes. Como fue miembro del Ejecutivo del 13 de enero de 2020 al 31 de marzo de 2021, recibirá esta compensación durante 14 meses y medio, los mismos que formó parte del Gabinete de coalición. «Es un derecho que me corresponde», recalcó para intentar zanjar la polémica que se suscitó cuando se hizo público que había solicitado estas indemnización.

«No sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui», se despedía Iglesias en aquella noche de las elecciones madrileñas de aciago recuerdo para Podemos. Un verso de El Necio, de Silvio Rodríguez. Son, hasta ahora, las últimas palabras públicas de quien intentó «asaltar los cielos», llegó al Gobierno y cayó derrotado en su apuesta más personal.