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Agencias
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Practicar ejercicio de fuerza al menos dos días a la semana es una forma óptima de prevenir lesiones, entre otras muchas patologías

El cuerpo humano está hecho para el movimiento. En esta sociedad actual tendemos a movernos cada vez menos, e incluso para la gente que realiza ejercicio regular, son demasiadas las horas que pasan al día de forma sedentaria, sea por trabajo o por ocio. «Este estilo de vida hace que perdamos masa muscular y fuerza que, de por sí, ya es un factor de riesgo para multitud de patologías sistémicas. Pero si nos centramos en el sistema neuromusculoesquelético, la probabilidad de sufrir cualquier tipo de lesión aumenta exponencialmente», afirma Miguel Soro, miembro de la Junta Permanente de la Asociación Española de Fisioterapeutas (AEF).

Este experto destaca que aumentar la masa muscular y ganar fuerza son «claves» en la prevención a medio y a largo plazo de multitud de patologías; aparte, por supuesto, de añadir los beneficios inmediatos de la realización del ejercicio.

«El entrenamiento de fuerza es clave tanto en la prevención como en el tratamiento de patologías metabólicas como la diabetes; las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión o el ictus; así como en el campo de salud mental, a la hora de prevenir patologías como la depresión, el alzheimer o el párkinson; además de las musculoesqueléticas como la artrosis, la osteoporosis, la sarcopenia, por ejemplo, así como el cáncer», dice el especialista.

Soro explica que la fuerza es una cualidad que tienen nuestros músculos para contraerse: «Entrenamos nuestra fuerza sometiendo a nuestra musculatura a una resistencia, ya sea nuestro propio peso corporal, o peso añadido mediante utensilios externos». Por eso, subraya que lo importante a la hora de realizar un programa de ejercicio de fuerza es que éste sea individualizado y adaptado a cada persona, así como al objetivo que queramos conseguir, aparte de que siga una progresión realista.

«Si realizamos una actividad física siempre habrá un riesgo potencial de lesionarse, más bajo o más alto dependiendo del tipo de actividad. En la gran mayoría de los casos, una mayor fuerza muscular es factor protector a la hora de prevenir estas lesiones. Si tenemos que pasar mucho tiempo sentados, una musculatura fuerte estará más oxigenada y aguantará mejor las jornadas de trabajo, de estudio o de ocio», defiende. En caso de no realizar deporte o actividad física, y no tener fortalecida nuestra musculatura, avisa de que, en este caso, lo probable es que si no rompemos esa cadena de sedentarismo empeoraremos poco a poco nuestro estado de salud.

«La falta de ejercicio produce una disminución de energía en la persona, un empeoramiento general de todos los sistemas, y una pérdida de fuerza gradual, que sabemos que está asociada a un mayor riesgo de enfermedad». Asimismo, destaca que está demostrado que el ejercicio obtiene mejoras sobre la salud mental, el sistema endocrino, así como a nivel orgánico, entre otros aspectos.