«'Ciudad Cero' representa una pulsión hermosa del lenguaje»

A.D.
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La poesía continúa dando buenas noticias, como la protagonizada por Javier Temprado Blanquer, uno de nuestros poetas más significativos, que acaba de recibir el undécimo Premio de Poesía Joven RNE y Fundación Montemadrid, por Ciudad Cero.

Javier Temprado Blanquer. - Foto: Alejandro Resendi

El autor, que temporalmente reside en Ciudad de México por motivos profesionales, comentó a La Tribuna de Albacete sus sensaciones ante este nuevo galardón, analizó el significado del premio y comentó sus proyectos inmediatos. Regresará al país en septiembre para recoger el premio, en una ceremonia que se desarrollará en La Casa Encendida, de Madrid, que coincidirá con la salida del libro y seguro que tendrá  unos días para pasar por Albacete. 

Está usted fuera de Albacete, en México, ¿por motivos profesionales?

Así es, resido en Ciudad de México desde hace un par de años. Trabajo como gestor cultural en un proyecto llamado Laboratorio de Ciudadanía Digital, una iniciativa del Centro Cultural de España en México y Fundación Telefónica México. 

 ¿Qué significó para usted recibir este nuevo galardón, el undécimo Premio de Poesía Joven RNE y Fundación Montemadrid?

En esencia, una sorpresa y una alegría enorme, más allá del reconocimiento, el premio lleva aparejado la publicación en la editorial Pre-Textos, una de las editoriales más prestigiosas, con la que muchos nos hemos formado poéticamente. Así que me hace especial ilusión.  

¿Cómo es ese nuevo poemario, Ciudad Cero, que fue premiado?

Ciudad Cero es un poemario que se desgaja del concepto de zona cero, un espacio de caos, de desastre, pero inevitablemente también de comienzo, de origen. 

En él, desde una óptica urbana, quise tratar algunos temas como la migración, la construcción identitaria, la memoria o el lenguaje. 

¿Dónde podríamos encuadrar este poemario, si tiene algún encaje, por supuesto?

No creo que tenga un encuadre sencillo. Hay un tono de indagación en los poemas de este libro, de búsqueda, muchas veces desde una visión contemplativa de la realidad, otras desde la denuncia o la reflexión, pero siempre procurando darles un tratamiento estético en el lenguaje.

Utilizo ciudades tan dispares como La Habana o Kabul para tensar las realidades de cada lugar y así generar una polifonía de identidades. 

Pese a la juventud del autor, ¿podríamos considerar Ciudad Cero un trabajo maduro?

Sí, hay un trabajo más reposado, otra forma de ser y estar en la poesía, está escrito con esa intención: mirar de manera consciente y precisa el mundo que nos rodea.  

¿Dónde estuvo la inspiración para Ciudad Cero, un trabajo que se fraguó a lo largo de los últimos años, desde que apareció Los vértices del tiempo? 

Este proyecto surgió a raíz de una beca que la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores me concedió. Me regalaron ocho meses de tiempo donde la única preocupación que tenía era pensar en escribir. Un precioso absurdo. Allí coincidí con personas de lugares muy diversos y fruto de esa convivencia es que nacen los poemas de este libro. 

¿Hay muchas diferencias, en cuanto a técnica y estética entre Los Vértices del Tiempo y Ciudad Cero? 

Son dos trabajos radicalmente distintos. En Los Vértices del Tiempo había una intención primera de conocimiento, mientras que este nuevo poemario, Ciudad Cero, representa una pulsión muy hermosa del lenguaje y su capacidad constructiva. En este, hay una unidad temática más acotada. Un juego de equilibrios donde lo que se dice y la forma de hacerlo trabajan en conjunto. 

¿Está ya en las librerías Ciudad Cero o aparecerá próximamente?

El libro saldrá durante el mes de septiembre, coincidiendo con la ceremonia del premio, que se realizará en La Casa Encendida, en Madrid. 

¿Tiene pensado presentarlo?

Me gustaría, pero por la distancia lo veo complicado, quizá lo haga en México. Aunque siendo sincero, tampoco soy muy amigo de las presentaciones. 

 ¿En qué trabaja ahora?, ¿hay tiempo en el día a día para escribir?

Por el momento no, estoy trabajando con algunos textos que tienen que ver más con el ensayo. Y me estoy divirtiendo mucho. 

El tiempo es casi siempre escaso para cualquier cosa, más aún si vives en Ciudad de México, entonces el tiempo adquiere las propiedades del petróleo y se vuelve una cosa carísima. Más vale disfrutarlo.  

¿Acaso la trayectoria profesional, con cambio de país, al menos por un tiempo, lleva aparejado un cambio de visión poética?

Quizá. Lo que tengo claro es que la distancia crea un poso, despierta la conciencia, te convierte en una persona que ya no es de aquí ni tampoco termina de ser de allá. Esa tensión que amenaza con romperte y que nunca lo hace por completo transforma la mirada. Podríamos decir que es una zona cero.