Dejar el tabaco es la mejor terapia frente a la EPOC

T.R
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Los neumólogos observaron que la propia dolencia y su tratamiento protege frente al Covid, junto a las medidas de aislamiento

Imagen de archivo de un paciente con su mochila de oxígenoterapia. - Foto: Arturo Pérez

Entre 150 y 160 pacientes al año con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) pasan anualmente para su control y seguimiento por la consulta monográfica de EPOC grave, capitaneada por los neumólogos Javier Callejas y Javier Cruz. Su intervención permite mejorar la calidad de vida de los casos más severos, entre los que se encuentran pacientes con edades que van desde los 40 hasta los 65 años. Los casos más leves y moderados son tratados bien desde la Primaria por los especialistas de Medicina de Familia, o desde el Hospital por los internistas. Sensibilizar a la población sobre esta enfermedad, que en un alto porcentaje de los casos se puede prevenir, con una sencilla medida, la cesación tabáquica es el objetivo del Día Mundial que se conmemoró ayer, teniendo en cuenta su alta prevalencia entre la población adulta que roza el 12%.

l primer tratamiento para el abordaje de los casos de EPOC grave, según informó el doctor Callejas, es conseguir su deshabituación tabáquica, ya que es uno de los factores que más influyen a la hora de desarrollar o agravar la patología. «Hay pacientes que si los cogemos a tiempo, con la cesación tabáquica a través de la Unidad del Tabaquismo, un diagnóstico precoz, y un tratamiento adecuado, pueden estar durante mucho tiempo estables», agregó, que no obstante, aclaró que a veces «si la evolución de la enfermedad es mala, podemos remitir a estos pacientes a otros centros hospitalarios para un trasplante pulmonar», algo de lo que se benefician al año entre ocho y 10 enfermos.

Curiosamente los neumólogos del CHUA especializados en esta patología han observado que desde que se inició la pandemia los enfermos con EPOC grave han ingresado menos y apenas se han contagiado de coronavirus  «bien porque han hecho mejor las medidas de aislamiento y confinamiento, por una eficaz adherencia a los tratamientos y su efecto protector frente al Covid o porque la propia enfermedad tiene unos mecanismos distintos a los que produce el virus y ha podido influir a la hora de que esta enfermedad en su formas más severas no les afecten».

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