Acaba el estado de alarma con llamamientos a la prudencia

Javier D. Bazaga / Toledo
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Castilla-La Mancha ya no tiene restricciones de movilidad, sin cierre perimetral y sin toque de queda, y sin medidas especiales por fases. El Gobierno pide "infinita prudencia" para que no se disparen los contagios.

Acaba el estado de alarma con llamamientos a la prudencia - Foto: Javier Pozo

El primer día sin estado de alarma en España ha dejado escenas que todos podíamos imaginar, con gente agolpada en las calles, en grupos numerosos, sin distancia social, y haciendo botellones. Comportamientos ante los que los dirigentes políticos no pueden hacer más que llamar a la responsabilidad y a la prudencia. Lo hizo este sábado el presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, tras el Consejo de Gobierno extraordinario que presidió para decretar medidas de contención ante el decaimiento del estado de alarma aprobado en el Congreso de los Diputados el pasado 29 de octubre, y sin el cual las comunidades autónomas se han quedado desprovistas del amparo legal necesario para poder limitar derechos fundamentales de los ciudadanos como las restricciones de movilidad o el toque de queda.

Lo volvió a solicitar este domingo, desde Roma, donde se encuentra en viaje oficial para ver este lunes al Papa: «tenemos menos restricciones y hay gente que puede haber pensado que ésto se ha acabado» alertó, por lo que imploró «infinita prudencia» a la población ya que la amenaza del virus seguirá mientras no se complete el proceso de inmunización.

Es el primer lunes sin estado de alarma desde aquel 29 de octubre, por lo que se inicia un nuevo proceso de desescalada que, hasta donde la experiencia nos dicta, han solido venir acompañados de nuevas olas de contagios. Desde aquel puente de Todos los Santos del año pasado, Castilla-La Mancha ha mantenido en vigor una de las medidas que pretendía evitar la propagación de contagios entre regiones: el cierre perimetral. Una medida que ya no está en vigor desde este domingo, y que se adoptó con un ojo puesto en los datos de incidencia de nuestra vecina Comunidad de Madrid.

Hasta el último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) del pasado miércoles, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha reclamado reiteradamente una posición de «consenso y unidad» que permita tener un marco homogéneo de medidas, con flexibilidad para poder dar respuesta a la evolución epidemiológica del territorio, lejos del mareo de medidas en función de la región en la que nos encontremos, sobre todo para aquellos que, con permiso y razón justificada, han podido cambiar de autonomía durante todo este tiempo. Lejos queda ya aquella famosa ‘cumbre de la meseta’ celebrada el 27 de octubre en Ávila, en la que los presidentes de Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha, trataban de abordar la situación de manera conjunta, con esa demandada unidad, y en la que la reciente ganadora de las elecciones madrileñas, Isabel Díaz Ayuso, se desmarcaba asegurando que no llevaría el cierre perimetral más allá de los puentes festivos que estaban por llegar en aquel momento. De hecho, en esta campaña ha hecho de esa «libertad» para actuar su bandera para presionar al Gobierno central, defendiendo la apertura de la hostelería y los establecimientos de ocio.

En aquella cumbre en Ávila García-Page ya advirtió que prefería pasarse de prudente a no tomar medidas, consciente de lo «dolorosísimo» que suponía aplicar este tipo de restricciones de movilidad en unas fechas como aquellas.

Hoy siguen siendo inmensas las ganas de la población de reunirse con los suyos, de ver a los amigos, de viajar, de moverse. Pero, como también se encargó de recordar ayer el jefe del Ejecutivo regional, la pandemia «no se ha acabado».

El proceso de vacunación tampoco. Y aunque el ritmo es bueno, todavía nos falta mucho para lograr una inmunización ‘de rebaño’. García-Page señaló que en este momento hay «un abanico de vacunas que van muy aceleradas, que van muy bien y que nos van a permitir, en pocos meses, haber cubierto con carácter general a toda la población». Pero aún faltan esos «pocos meses» para lograrlo. Desde el gobierno regional se insistió en que el estado de alarma debería haberse prorrogado un mes más al menos, para seguir avanzando en ese proceso de inmunización. Un estado de alarma que calificó este fin de semana de «muy útil», pero al que matizó que hubiera sido más útil todavía si se hubiera prolongado «un mes más, o un mes y medio».

Castilla-La Mancha no ha sido la única, otras comunidades pidieron mantener ese amparo jurídico para poder seguir tomando medidas para evitar la propagación del virus. Es por eso que el presidente regional subrayó que «toda gestión que hagan las administraciones públicas comportan una responsabilidad», por lo que la negativa a mantener el estado de alarma entra en ese supuesto. «Si llega otra ola, a algunos les supondrá un adiós», avisó Page.

Sin fases. El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, quiso este pasado jueves tranquilizar a los presidentes autonómicos garantizándoles un «arsenal jurídico suficiente» para afrontar lo que pueda venir, pero al tiempo que se vio obligado a confiar en la «responsabilidad ciudadana» a partir de ese momento.

Con el fin del estado de alarma, terminan por tanto no solo el cierre perimetral o el toque de queda. También quedan sin efecto las medidas especiales que se aplican en las denominadas fases como la 2 y la 3 que estaban vigentes en algunos municipios de la comunidad, y que actualizó la Consejería de Sanidad hace apenas un par de días para ciudades como Ciudad Real, Toledo o Talavera de la Reina.