Hilario García, de 85 años, no olvida aquel febrero de 1957. Cargados con 19 sacos de alubias que pudieron salvar, -todo lo demás lo vendieron-, Hilario y los suyos se marcharon para siempre de Alcantarilla de Jover, la próspera aldea de Férez que quedó sumergida bajo el Cenajo. Sus aguas se llevaron por delante la mitad de la riqueza de este pueblo serrano, condenando a sus gentes a la emigración