Un rapero diferente

Charo Barrios
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Héctor Herranz, Eude, firma 'Hola, humano', una obra cargada de reflexiones sobre temas trascendentes y buenas dosis de mala leche

El músico y filósofo ‘underground’ asegura que no es mala persona sino «un amor».

Decimos que la curiosidad mató al gato, pero ser curioso es un modo de vida. «Realmente siempre he sido una persona curiosa, ya de pequeño me ponía a hablar con cualquier persona de la calle para conocer su historia, cualquier persona tiene una gran historia, aunque piense que no». Héctor Herranz Cuesta, madrileño de los 80, es un tipo curioso. Peligrosamente curioso. Conocido como Eude, este fenómeno del freestyle, disciplina en la que no solo compite y exhibe el arte de la improvisación, sino que también organiza grandes eventos, nos sorprende con un libro, Hola, humano (HarperCollins Ibérica), que es un catálogo de provocaciones en busca de una respuesta. 

¿Cómo comenzó todo? Dice Eude que fue una tarde, con amigos. Empezó a hacerles preguntas trascendentales y ellos, que les va la marcha, le pedían más. Estuvieron horas hablando, y esa misma noche tuvo la idea de subirlas a su Instagram para ver qué opinaba la gente. Para su sorpresa, a sus seguidores les gustó la idea. Y así lanzó sus Lunes de reflexión. De incómoda reflexión. Porque las preguntas no son nada fáciles.

¿Usarías una aplicación que te dice cuándo y cómo será tu muerte? ¿Eres feliz? ¿Has olvidado a muchas personas? ¿Probarías la carne humana? Cuestiones comprometidas, esotéricas, íntimas, salpimentadas con dibujos y microrrelatos y entretejidas con palabras únicas de un idioma que ha ido aprendiendo en sus viajes o con emociones que casi nadie conoce. Un formato híbrido que responde a la concepción del libro como un viaje en el que el viajero (al autor primero, el lector después) experimenta todo tipo de conmociones. De ahí este formato tan poco habitual.

 

Introspección

Pero que la diversidad formal no nos aparte del objetivo: Eude asegura que el trabajo le ha servido para confirmar lo que ya sospechaba, que sí, que somos unos cabrones, todos guardamos uno dentro. De la encuesta, sin ánimo demoscópico pero no por ello menos significativa, deduce también que el ser humano tiene la inveterada costumbre de mentirse a sí mismo, y que ese hábito antiguo y arraigado no decae ni siquiera cuando responde sentado ante su ordenador y protegido por el anonimato de las redes. Como si lo importante fuera la imagen que otro se hace de uno, y no lo que uno sabe sobre sí mismo.

Otra conclusión: por desgracia, no solemos hacer el ejercicio de intentar conocernos o tratar de ahondar en nuestros sentimientos e intenciones. ¿Por miedo, por pereza? ¿Porque conocemos las respuestas pero preferimos lo escucharlas, no verbalizarlas? ¡Claro que no somos tan estupendos como pensamos, pero es que nadie lo es! «Y ahí está la magia, si todos fuésemos iguales vaya aburrimiento ¿no?».

Por todo lo expuesto, el libro inquieta pero también ayuda, incluso si no cabe clasificarlo con la etiqueta libro de autoayuda. Al menos, no es lo que el autor busca, aunque, sin entrar en clichés y en tonterías para el postureo, admite que tiene varios pasajes que van a servir quien se anime a adentrarse en él, no de una manera directa, ofreciendo soluciones prêt à porter, sino de manera indirecta: llevándole a recordar el primer beso, a pensar en personas de las que hace años que no se acuerda pero que tuvieron un papel importante en su vida, llevándonos hasta el límite en cuestiones muy serias… Es decir, seguro que ayuda, aunque esa no sea la intención primera de quien lo ha escrito, ni el deseo primero de quien lo lee.

Coincide la llegada de Hola, humano a las librerías con la eclosión del caso Hasél, rapero como Eude. Toca preguntarle. «Mi visión de rapero es la misma que si fuese rockero o coplero. No puede estar Pablo en prisión y la niñata esa nazi que hablaba del enemigo común judío en la calle... Son cosas de sentido común».

Ya entrados en confianza, nos interesa saber si el autor, además de sacar conclusiones sobre los demás, ha llegado a alguna sobre su propia persona. ¿Sabes ya lo cabrón que puedes llegar a ser?, le preguntamos. «Sí, y más de uno lo pensará al leer el libro, pero que sea bastante cabrón no quiere decir que sea malo, soy un amor (risas)».