Sin síntomas pero abatidos por el 'encierro' por Covid

M.D.M.
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Ninguno de los temporeros que dio positivo en la PCR tiene problemas de salud pero el ánimo entre todos decae al ver que no pueden acudir a trabajar y mandar dinero a su país

Sin síntomas pero abatidos por el 'encierro' por Covid - Foto: Rubén Serrallé

Las instalaciones del pabellón del instituto Tomás Navarro Tomás, que Cruz Roja habilitó para atender a los inmigrantes del brote Covid que dieran positivo, albergan a 20 de los 30 contagiados con PCR positiva y, si bien ninguno manifiesta síntomas y «su salud general es buena», sí es cierto «que están todos muy desanimados, porque al no poder ir a trabajar no pueden mandar dinero sus familias».

Así lo indicó ayer, a este diario, el presidente local de Cruz Roja, Francisco Pérez del Campo, que explicó que en este pabellón cuentan ahora con 40 camas habilitadas por si tuvieran que atender a más inmigrantes. Desde Cruz Roja trabajan en este punto en concreto para colaborar con un brote que generó revueltas el pasado domingo y que llevó también a algunos de los contagiados «a quitarse la pulsera e irse porque al parecer se corrió el bulo entre ellos de que los iban a deportar», como apuntó Pérez del Campo.

En estos días -hace algo más de una semana que se detectó el primer caso y hoy se cumplen siete días de la ‘revuelta’ de algunos inmigrantes para tratar de que les dejaran salir a trabajar- las instalaciones donde pasan el confinamiento -tanto en el instituto como en la Institución Ferial de Albacete (IFAB)- se han ido adecuando, también con la ayuda de Cruz Roja para tratar de hacer algo más llevadero un confinamiento que no está siendo fácil.

En el pabellón del instituto, por ejemplo, Cruz Roja ha llevado a los inmigrantes contagiados una televisión o les ha instalado regletas con servicio de luz para que puedan cargar varios móviles a la vez, además de gestionarles la red wifi.

Eso sí, como cuentan quienes les atienden, la preocupación de los temporeros es poder salir a trabajar. Y el hecho de que por ahora resulta imposible que eso suceda llevó a unos pocos, este pasado viernes, a no querer comer en el momento que les llevaron la comida hasta la IFAB. «Es la forma que tuvieron de protestar porque algunos no entienden por qué no pueden ir a trabajar», indicó Cheikhou Cisse, representante de Acaim, el colectivo de ayuda al inmigrante, que estos días se encuentra ayudando en la IFAB.

Insistió en que «no hay ninguna huelga de hambre, ni nada similar, fue la forma de protestar de algunos pocos, pero después comieron y todo sigue en calma».

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