Fernando Alfaro regresa a los escenarios en su tierra. El músico ofrecerá un concierto, a las 22 horas, en el Recinto Ferial, dentro del programa Respirando Cultura, del Ayuntamiento de Albacete.

Una gran oportunidad para disfrutar de música en directo con uno de los grandes mitos de la música española.

¿Su primer concierto tras el confinamiento?

Sí, está muy bien retomar el asunto, y esperemos que dure. Estuve en Granada la semana pasada, en un show que hacemos Antonio Arias,   de Lagartija Nick, y yo, pero es diferente, no es un concierto al uso, tiene mucho de obra de teatro. Entonces, el primer concierto mío será este y que sea en Albacete, lo he hecho a propósito. Retomo el pulso jugando en mi campo y eso, me apetecía mucho. 

Han pasado casi cinco meses desde el 6 de marzo toqué en Barcelona, y precisamente el primer concierto que tuve que aplazar fue el de Albacete, el 14 de marzo. Tenemos que adaptarnos a las posibilidades que nos dan, como esta del Ayuntamiento, conciertos al aire libre, mucho más seguros para el público y con mucho espacio. 

¿Formato acústico?

Es uno de los concierto que hago, en acústico. Los podría hacer perfectamente sin micrófono, ni conectar cables. Es el ser primitivo de las canciones; con este formato puedes escarbar en las canciones, me encanta. 

Solo en el escenario estás más expuesto, pero también puedes improvisar e ir a sitios donde ni tú mismo esperabas. Me gusta mucho tocar con mi grupo, pero también así. 

Guitarra y voz, como nacieron las canciones...

Sí, siempre guitarra y voz. Desde que me fui a vendimiar cuando tenía 15 años y me compré mi primera guitarra acústica, ha sido mi forma de ser. Luego evolucioné, vino la guitarra eléctrica y tocar con bandas, primitivismo sofisticado, digamos. 

Descubrí que las canciones tenían un rollo interno, propio, que estaba ahí, no necesitaban el apoyo de una banda. Sonaban mejor con banda, pero tenían otros valores, otras virtudes, tocándolas solo con acústica. Es un medio de expresión que me gusta mantener y hago muchísimos conciertos.  

¿Tuvo tiempo y ganas en estos meses para componer?

Capacidad de concentración, en la primera fase de la pandemia, sí. Escribí un relato que apareció en forma de libro, Pere y María,  que es paralelo al disco de Chucho que acabamos de sacar. Lo escribí en las primeras semanas del encierro; luego es verdad que  costó más concentrarse. 

En mi caso, las canciones son como un latigazo, algo mucho más natural y no he dejado de hacerlas . No tengo ninguna disciplina, pero hago canciones, es lo que me define, que siempre se ven imbuidas del ambiente emocional, personal, más que del general. No tienen mucho que ver con la situación, excepto en lo que me afecta a mí mismo. 

Tenía el último disco de Chucho recién salido. ¿Piensan retomar los conciertos para presentarlo?

Cuando todo esto ocurrió estaba en los almacenes de la compañía, a punto de ser distribuido y habíamos empezado a lanzar los singles, con sus respectivos vídeos. El 17 de febrero tuvimos que posponer la fecha de lanzamiento. Aprovechamos que   en Corazón roto y brillante había bastantes canciones que podían ser sencillos, y seguimos, porque no podíamos dejar de emitir señales. 

Se pospuso el lanzamiento y toda la gira, porque ya teníamos cerrados bastantes conciertos y festivales desde abril, pero todo aquello desapareció del mapa por el huracán. Los festivales se han pospuesto para el año que viene, y crucemos los dedos. Después,  con la nueva fecha de lanzamiento, 19 de junio, empezamos a trabajar. Tuvimos suerte, los lanzamientos de singles y Pere y María, han mantenido vivo el disco, nos dio mucho aire. Lo estamos haciendo bien, ya con conciertos a la vista, Madrid, Lugo y otros que están pendientes, porque cada día surgen noticias.    

¿Una pequeña gira para comenzar a difundir ‘Corazón roto y brillante'?

Si las cosas van bien, desde finales de agosto y principios de septiembre tenemos gira  programada, que haremos donde se  pueda.  Se están haciendo conciertos, con todas las medidas habidas y por haber, a pesar de lo cual, a la mínima de cambio, el poder público de turno suspende los conciertos, todos, incluso los que demuestran que cumplen todas las medidas de seguridad posibles.