Un avance para el estudio del medio interestelar

Redacción
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La Organización Europea para la Investigación Astronómica adjudica al astrofísico albacetense Juan Ramón Pardo un proyecto de observación en el telescopioAPEX, situado en el desierto chileno de Atacama

El astrofísico albacetense Juan Ramón Pardo. - Foto: J.R.P.

La Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO) convoca todos los años un concurso internacional abierto para distribuir el tiempo de observación de sus telescopios, entre los más punteros del mundo, situados en el Norte de Chile. Diversos comités de expertos evalúan centenares de proyectos de investigación llegados desde todos los continentes. Una de estas propuestas, en la última convocatoria, llevaba la firma del astrofísico albacetense, natural de Fuentealbilla, Juan Ramón Pardo, del Instituto de Física Fundamental del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España). Pardo (en la imagen de la derecha durante una de sus campañas de observación astronómica) lidera en dicho proyecto un grupo internacional con otros investigadores de Alemania, Francia y Chile.

Tras la revisión de todos los proyectos presentados, la organización ESO asignó al grupo liderado por Pardo un total de 25 horas en el telescopio APEX, ubicado a 5.100 metros sobre el nivel del mar en el desierto de Atacama, lo que lo convierte en uno de los observatorios más altos del Planeta (en la fotografía de arriba puede observarse el telescopio submilimétrico APEX en Llano de Chajnantor, Chile).

APEX es un radiotelescopio, o más propiamente dicho un telescopio milimétrico y submilimétrico, que observa el Universo en una longitud de onda entre dos y 0,2 milímetros. A modo de comparación, nuestros teléfonos móviles funcionan con señales de una longitud de onda entre seis y 10 centímetros, que permite que sean captadas en el interior de nuestras casas. Las ondas visibles que captan nuestros ojos, o los telescopios del rango visible, tienen longitudes muchísimo más cortas: entre 0,35 y 0,65 milésimas de milímetro. Gracias a ellas podemos ver a grandes distancias objetos muy calientes del Universo, como son las estrellas.

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