Antón Bouzán pretende consolidarse como uno de los pesos pesados del Albacete Basket en la temporada venidera, sobre la que sobrevuelan no pocas incertidumbres. Antón Bouzán (Ourense, 1995), el escolta que tomó las riendas del equipo tras la marcha de Eddy Polanco, repetirá experiencia, con los galones de capitán, en la idea de mejorar y dejar atrás los apuros innecesarios de la pasada temporada.
Cuando ha renovado con el Albacete Basket es porque se ha sentido cómodo.
Desde el primer momento estuve muy cómodo con los compañeros, el entrenador y la ciudad. Me ofrecieron la posibilidad de seguir y no me lo pensé mucho porque cuando estás a gusto en un sitio siempre te gusta volver.
Le apetecerá volver a ser una de las referencias del equipo.
Tienes todavía más ganas de volver cuando eres un jugador importante y un gran aliciente la confianza que depositan en mí.
La plantilla todavía no se ha cerrado, pero ¿a qué se puede aspirar en la próxima temporada?
El primer objetivo es garantizarnos volver a competir en LEB Plata, pero somos ambiciosos e intentaremos entrar en el playoff y más cuando este año lo podrán hacer ocho equipos. Estaremos ahí e intentaremos dar la sorpresa.
¿Qué le llamó particularmente la atención durante su primer año en Albacete?
Los partidos como local y cómo se viven en el Pabellón del Parque. Yo había jugado como visitante y no es una cancha donde guste jugar porque la gente aprieta mucho y hace ruido. Jugar como local es todo lo contrario porque la gente ta anima y siempre y es una gozada, te hace estar todavía más metido en el partido y eso está muy bien
La pasada temporada faltó muy poco para jugar la fase por el ascenso.
Estábamos en una dinámica muy buena y nos perjudicó la llegada del virus porque estábamos a un puesto del liderato del Grupo A2. Creo que lo podríamos haber conseguido, pero espero que este año no tengamos que hacer tantas cuentas y entremos más holgados.
¿Cómo vivió la fase más intensa del confinamiento?
El club nos dio permiso para volver a casa con la familia y, por suerte, en mi pueblo de Galicia no tuvimos malas experiencias.
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