Casas antiguas y edificaciones del siglo pasado dejan paso poco a poco a nuevos inmuebles. En muchos casos esa transformación implica la retirada de un componente antaño muy utilizado en la construcción, y ahora en desuso por su alta toxicidad: El amianto, la misma sustancia que esta semana obligaba a paralizar el desescombro del derrumbe en un vertedero de Zaldibar, Vizcaya. Manipular este material implica la actuación administrativa de la Consejería de Economía, Empresas y Empleo para autorizar los llamados Planes de Retirada de Amianto, de forma que es posible saber qué cantidad de amianto se saca de Albacete y provincia cada año. Los datos facilitados por la Delegación Provincial de la Consejería a este diario indican que en 2019 hubo 55 planes de retirada autorizados, los mismos que en el año anterior, y merced a todos esos planes se retiraron 267.323 kilogramos de amianto. 
Solo en los últimos cinco años, desde 2015, las obras de reforma o demolición y la sustitución de cubiertas y conducciones de agua permitieron sacar de la provincia más de 1.000 toneladas de amianto, sobre todo por placas. «Hay mucha obra donde hay que retirar amianto, y mucho particular que quiere cambiar cosas y hay amianto, y muchas tuberías y depósitos, Albacete está plagado», explicaba Alberto Martínez, propietario de Soluciones Técnicas de Amianto Amiantost, una de las empresas albacetenses autorizadas para hacer este tipo de actuaciones y retirar el amianto. Martínez contaba que «llevamos tres años con esta actividad, y de un año a otro duplicamos las toneladas retiradas, y al tercer año las triplicamos; cada vez se quita más».

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