Cáritas alerta del aumento de trabajadores empobrecidos

Ana Martínez
-

La entidad dice haber detectado este verano ofertas laborales más precarias, algunas sin contrato y otras con pagos en negro

Imagen de archivo de una familia en situación de exclusión. - Foto: Pablo Lorente

Complicado resulta hacer comparaciones irrefutables ante un año y medio de subidas y bajadas condicionadas por la crisis sanitaria del Covid y las diferentes olas de contagios que se han venido registrando desde aquel fatídico marzo de 2020. Pero aún así, sin datos precisos sobre la mesa, la realidad de la situación económica actual de la población albacetense parece indicar que la recuperación está en camino, eso sí, a costa de los trabajadores más vulnerables que, tras la pandemia, se han visto forzados a ocupar puestos de trabajo mucho más precarios, que no les permiten afrontar los gastos derivados de las necesidades más básicas de un ser humano y su familia.

Además del empobrecimiento del empleo, la pandemia ha hecho aflorar más si cabe la economía sumergida y el trabajo en b, de forma que en los últimos meses de 2021 se viene detectando casos de personas trabajadoras sin contrato o con medias jornadas ficticias, así como el pago de horas trabajadas por las que no se cotiza, es decir, abonos de nóminas en negro.

Es el análisis que realiza la responsable de programas de Cáritas Diocesana de Albacete, Ana López, sobre la situación actual de las familias más vulnerables de esta provincia, toda vez que asegura que comparar esta situación a septiembre de 2021 con la de septiembre de 2020 es prácticamente imposible, dado que desde la primavera del año pasado «las atenciones que se han realizado desde Cáritas han ido bajando y subiendo, siempre influenciadas por el estado de la crisis sanitaria y por la gravedad de las olas decretadas», de manera que los distintos cierres de determinados sectores han producido más ERTE y despidos y, por tanto, una mayor afluencia de usuarios en Cáritas. «El volumen de atenciones que registramos en el trimestre del confinamiento no se puede comparar con nada, porque ese pico fue brutal», debido, fundamentalmente, a todas aquellas familias y personas en situaciones más frágiles que trabajaban sin contratos, en la venta ambulante o percibían buena parte de sus salarios en negro, víctimas de la economía sumergida que, de la noche a la mañana, se quedaron sin ingreso alguno ni tan siquiera para hacer frente a los gastos más básicos. En este sentido, la entidad social calcula que la demanda se incrementó 2,5 veces más entre mitad de marzo y principios de junio del 2020, coincidiendo con los meses más duros del confinamiento, si se compara con el mismo periodo de 2019. 

Otro dato que contribuye a analizar el mapa del empobrecimiento en esta provincia es el que ofrece Ana López sobre los dos primeros trimestres del año 2020 y 2021. El interanual es esclarecedor: el número de usuarios que han necesitado apoyo de Cáritas Diocesana desde Atención Primaria aumentó un 85%. 

La pregunta es más que evidente: ¿sigue esa presión asistencial a día de hoy? La coordinadora general de programas de la organización asegura que no, pero lo hace con la boca bastante pequeña, dado que no quiere dar la sensación de que la recuperación va viento en popa porque, aun siendo así, no se está comportando como debiera para minimizar y reducir los niveles de empobrecimiento de la ciudadanía y la injusticia social.

«Venimos detectando que en los últimos meses hay familias que después de quedarse sin ingresos o que tenían una situación muy precaria, van recuperando el pulso en lo que se refiere a necesidades básicas, digamos que han vuelto a la normalidad pero, en paralelo, estamos observando que la precariedad laboral ha aumentado de forma preocupante, cada vez hay un mayor número de trabajadores pobres», advierte Ana López.

(Más información en la edición impresa y en la app de La Tribuna de Albacete).