Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Rafa Verdú

30/11/2021

Al Albacete Balompié de la recordada época de la Transición se le ha muerto su capitán, Verdú. Y todos los que vivimos la pasión por aquel equipo en Tercera y Segunda B, hemos sentido un ay en el alma al conocer la triste noticia. Pensamos, equivocadamente, que nuestros héroes de la mejor infancia y juventud ni envejecen ni mueren. Verdú, que llegó a militar en el Alba desde 1977 a 1982 con 150 partidos a las espaldas, no fue uno más en el Albacete. Procedente de las filas del Madrid, Rafa llegó a ser líder en un equipo bien armado, entrenado por personalidades del banquillo como Orizaola, José Victor, Luiche, Máximo Hernández o Nacho Bergara y excelentemente presidido por el recordado García Moreno. Su fuerza y su clase como centrocampista destacaba en una alineación para el recuerdo. Bajo palos el segurísimo Bernardo Aguirregomezcorta y el gran Pepe Villalba II (hoy armador en su Rota natal), por delante los Paco Gómez (nadie como él ha subido la banda derecha), el legendario Leo, el vasco Calvoecheaga, el martillo Martí (pero el del penalti decisivo que envió fuera de la tapia el día del Binéfar), el pulmón Avilés, Indio, Junco, Picazo, Alfonso Flores, Samper, Arguisuelas, Raúl, Tolo, Florez, Díaz, Hernán, Luengo, Martín Monteagudo, Pita, Goyo, Manolín, Mendoza, Serrano, Cifo, el ginetero Más, Luis (de Mahora), dos superclases como el genial pájaro Ortega o don Ricardo Ciudad (que venía del Español), Carlos (qué gran cabeza), Emiliano (mejor diga, gol), Flores García (el del golazo al Valencia), Álvarez, Castañera, Riego, Márquez, Juan Villalba I o esa leyenda del Albacete, por méritos situado en el cajón del podio de la historia del equipo, que es don Julián Rubio. Aquel Albacete Balompié de la Transición fue el de mi estancia en el Instituto de bachillerato número 2 del campo de fútbol. A las 11, en el recreo, me pasaba al Carlos Belmonte por el bar La Balada. Detrás de la portería que da a la piscina, hacía de recogepelotas a los penaltis que ensayaba Verdú frente a Villalba II. No puedo creer que aquel jugador, tan fuerte, insultantemente tan joven, nos haya dejado. Qué pronto se pasa la vida. Se nos va un modo de entender el fútbol y la entrega por el Albacete. Descanse en paz, Verdú, en esos verdes campos del Edén.