La Jornada Educativa aborda las enseñanzas del Covid

Delegación Diocesana de Enseña
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El profesor en Psicología, Juan Bellido, y la hermana 'pintora', Isabel Guerra, protagonizaron el encuentro de la Delegación Diocesana de Enseñanza, dirigido a profesores, Comcapa, colegios católicos y pastoral familiar

Un momento de la Jornada Educativa que organizó, vía telemática, la Delegación Diocesana de Enseñanza. - Foto: MCS

A finales de mayo del 2020, en tiempo extraño y sin saber cómo iniciaríamos el nuevo curso, la Delegación Diocesana de Enseñanza ya tenía lista su nueva Programación Educativa; ninguno presagiábamos que la pandemia continuaría al acecho del mundo. 

El curso comenzaba, la amenaza continuaba, pero no podíamos dejar que las dificultades y la incertidumbre tomaran las riendas de lo que estaba en juego. Aunados en la esperanza, y confiando en el esfuerzo de todos, la decisión del delegado Ramón Sánchez era clara: apostar por todo lo que nos configuraba como equipo, proyectándolo hacia el bien del educador cristiano. 

Entre los espacios propios de formación y profundización para el profesor teníamos pendiente la Jornada Educativa. Los representantes de los colegios católicos, profesores de Religión de la escuela pública, Comcapa y pastoral familiar refrendaba la apuesta del delegado para celebrar la XIII Jornada Educativa. 

Un lento y laborioso trabajo se fue fraguando durante meses, y la logista informática de los medios diocesanos hizo el resto. La mañana la inició Juan Bellido. De tierras sevillanas, y entre otros muchos títulos, profesional de la Psicología. Nos explicó como la Psicología Positiva descubre qué ha sucedido y qué puede suceder en la comunidad educativa ante la amenaza de un clima emocional nada halagüeño. Cómo la fortaleza humana puede superar dificultades de esta índole. 

La ponencia apuntaba alto: ¿Cuáles son esas fortalezas y cómo se ponen al servicio de los hogares y centros educativos? Juan Bellido, fue descubriendo todo un abanico de posibilidades al educador cristiano. Y desde esta perspectiva, nos fue introduciendo en un mar de recursos y aprendizajes de carácter emocional, teniendo en cuenta dos pilares básicos como necesarios: longanimidad (grandeza del alma, fortaleza del ánimo para salir hacia adelante) y resiliencia (forma de afrontar la adversidad). 

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