Estamos en puente festivo de la Inmaculada, o de la Constitución, según la religiosidad que cada uno gaste, y parece que vivimos por delante de la actualidad. Entre que conmemoramos la Constitución cuatro días antes de la fecha señalada o decoramos nuestras casas y las calles con motivos navideños cada vez antes, uno parece que vive con adelanto sobre los momentos que nos toca vivir.
No es de recibo que la Constitución, el texto legal por el que nos regimos para la convivencia en paz, fuera conmemorada el pasado jueves. Desde algunos años ya aceptamos que las autoridades honren la Carta Magna en la víspera del puente, pero un día antes ya es un poco sonrojante. Ahora llegará mañana, verdadera jornada festiva, y no se organizará absolutamente ningún acto conmemorativo. Pero como vamos con adelanto, no quiero ni pensar cuándo se celebrará de forma oficial la Constitución el próximo año 2022, porque la festividad cae en martes y la semana se vuelve inhábil al ser un puente continuo. Veremos...
Por otra parte, todo ya no sólo huele a Navidad, es que parece que estamos en plena Navidad. Desde hace días los establecimientos comerciales lucen iluminación y decoración, a las que se sumó el Ayuntamiento con el encendido del alumbrado. Antiguamente un operario daba al botón y se acabó, sin convocatoria oficial. Ahora, con la americanización de las costumbres, las autoridades aprietan el botón. Si ya partimos de un noviembre en el que celebramos Halloween y el Black Friday, a este paso que los Reyes Magos se apunten al paro, porque Papá Noel será el rey y vayan preparando el pavo, que el Día de Acción de Gracias está a la vuelta de la esquina. Al final veremos rodeos en la plaza de toros. Al tiempo...