El infierno de emprender

C.S.Rubio
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Emprender un negocio es una aventura que, a veces, acaba convirtiéndose en un auténtico infierno para sus protagonistas. No saber escuchar a los mercados o no comenzar siendo 'pequeños', son algunos de los pecados más frecuentes

El infierno de emprender - Foto: Javier Ródenas Pipó

Emprender un negocio puede convertirse a veces en un auténtico infierno. Así lo explica el experto en Recursos Humanos y Emprendimiento, Fernando Lallana, autor del libro ‘Emprendedores en el Infierno’, escrito en colaboración con el economista Gianluca Fioravanti. Una obra, publicada por MacGraw Hill, donde se desgranan los principales errores que condenan a un proyecto empresarial, todo ello visto desde el «espejo» de la Divina Comedia de Dante, que en este 2021 celebra su 700 aniversario. 

Como señala Lallana, «la principal causa del fracaso empresarial radica, en un 42 % de los casos, en no escuchar las necesidades del mercado». «Las oficinas de patentes de todo el mundo están llenas de ideas sobre innovaciones brillantes, que no han tenido nunca un retorno en términos de inversión ni convertidas en negocio».

Otro error extrínseco determinante, conectado con el anterior, radica en «no comenzar en pequeño e ir contrastando con el mercado para después escalar»,  según añade Lallana en conversación con La Tribuna.  Y también es más común de lo deseable «no saber diferenciar entre hobby y negocio es un error frecuente que pasa factura», y «vender humo, en el sentido de generar expectativas falsas». 

En cuanto a los errores intrínsecos, subraya el mito de que se nace siendo emprendedor, «sin tener en cuenta de que la ciencia corrobora que la genética es cada vez menos determinante en la actividad emprendedora». 

Con todo, advierte de que no hay recetas contra estos ‘pecados’ de emprendedor. Como insiste, «no hay dos emprendimientos iguales como tampoco hay dos emprendedores iguales. De hecho, puedes encontrarte cómo una misma idea en manos de una persona es un éxito y en manos de otra es un rotundo fracaso». 

Y es que, una de las claves para tener éxito en un proyecto es, paradójicamente, asumir el fracaso. «El error es la mayor fuente de conocimiento, pero desgraciadamente se desaprovecha porque estamos acostumbrados a abordar la realidad desde el éxito», recalca el autor. 

Y eso que son muchos más los proyectos que fracasan de los que sobreviven. Como indica Lallana, «en España en torno al 70% de las empresas no superan los cinco años de vida», «¿no estaremos, por tanto, obviando una fuente de conocimiento que tiene que ver con las causas que conducen a estos proyectos al infierno?».  «El problema es que nuestra cultura asocia el fracaso del proyecto con el fracaso de la persona que lo lidera, incapacitándola para comenzar de nuevo», lamenta. 

Más aún en un momento de crisis como el actual. «La actividad económica ha provocado desde comienzos de marzo de 2020 una caída del 70% en creación de nuevos negocios», recuerda Lallana. Es más, según el Informe GEM España 2020, la pandemia «también ha frenado o pospuesto el lanzamiento de proyectos. Más de dos tercios de las personas involucradas en nuevos proyectos emprendedores han sufrido un frenazo a sus expectativas». 

En este sentido, «lo más importante será comprobar si la pandemia va a provocar una reacción positiva en el tejido empresarial español en términos de digitalización o adaptación a nuevos hábitos de trabajo y de consumo». «Es claro que el shock ha sido tan profundo que nada volverá a ser como antes. Y en crisis de esta naturaleza, sobrevivirán los que mejor se adapten a los nuevos desafíos. Ahí se abre un espacio de oportunidades para quien haga una lectura correcta y sepa aprovecharlas», concluye.

 

Errores intrinsecos del emprendedor

 

No emprender. Fioravanti y Lallana citan el ‘no emprender’ como el primer error de todo emprendedor. Un ‘pecado por omisión’. Como apuntan, «miedo, cobardía, pereza o inseguridad son frenos al emprendimiento», «las generaciones actuales no se han educado en la asunción de riesgos y así huyen despavoridas de entornos empresariales caracterizados por la volatilidad, la inseguridad y la incertidumbre».

No encontrar sentido a lo que haces. Los autores de ‘Emprendedores en el infierno’ apuntan la necesidad de preguntarse el porqué de su proyecto. «Las empresas con propósito -con sentido- logran una mayor retención de talento».

Tener miedo y no arriesgar. Es uno de los grandes errores en el emprendimiento. Como apuntan los ya citados expertos, «no hay éxito sin riesgo, son dos vectores inversos» y «la tolerancia al riesgo resulta un factor determinante para calibrar la potencialidad de una persona emprendedora».

Pensar que ser empresario es innato. «Caer en el error de que el perfil emprendedor es innato implica asumir la mentalidad de que nada puede cambiar o no cabe el desarrollo de capacidades», explican Fioravanti y Lallana.

Falta de formación. «Una de las brechas que separa al emprendedor prudente del suicida es la formación», entendida esta como la falta de experiencia en cómo gestionar un proyecto, explican.

Experiencia insuficiente. Ligado al ‘error’ anterior, los autores de este libro identifican el error de emprender «sin ningún tipo de experiencia». «El infierno está lleno de emprendedores inexpertos».

Falta de compromiso y perseverancia. Este libro deja claro que «compromiso, voluntad y perseverancia son tres términos que se conjugan en la misma ecuación».

Emprender por necesidad. «La necesidad no suele ser buena consejera», advierten Fioravanti y Lallana. Entendiendo necesidad como el hecho de que «su protagonista no encuentra una mejor opción en el mercado laboral».

Morir de éxito. Si bien la mayoría de los proyectos mueren «por falta de éxito», pero también puede ocurrir lo contrario. Como explican los autores de este libro, «uno de los errores que se esconden detrás de una muerte por éxito es acometer inversiones y gastos fijos en época de bonanza cuya retirada o contracción es complicada cuando el mercado se estabiliza o pierde fuelle».

Ausencia de creatividad. «La ausencia de creatividad es una apertura que no permite respirar al emprendedor», explican los autores, que abogan por «abrir la mente».

Ausencia de adaptación al cambio. Como se apunta en ‘Emprendedores en el infierno’, en momentos de crisis como el actual, no caben «errores de rigidez y encorsetamiento». «La inadaptación al cambio, se erige como el gran pecado de principios del siglo XXI».

Ausencia de flexibilidad para negociar. Los autores de ‘Emprendedores en el infierno‘ lanzan un mensaje a navegantes: «uno de los grandes errores que condenan a un emprendor es no tener facilidad o inclinación a convenir».

No comunicar bien. La comunicación es vital también para la supervivencia de cualquier proyecto. «Es conveniente cultiva un personal branding o corporate branding. El nombre de la empresa o del producto ya no bastan», aseguran Fioravanti y Lallana.

No apoyarse en otros. Otro elemento vital para cualquier emprendedor es el llamado networking. «Tener la habilidad de mantener relaciones personales basadas en la confianza es un arma que contribuye a formar parte de una sólida red socioeconómica», advierten.

Pensar que todo lo hace bien. Empezar cualquier proyecto en actitud de ‘sabelotodo’ «es un grave error», explican Fioravanti y Lallana. «Dejarse ayudar es uno de los signos de un verdadero líder».

pensar que el fracaso no es una oportunidad. Los autores de ‘Emprendedores en el infierno’ ponen el ejemplo de Israel como ecosistema afín al emprendiendo. «No hay que temer al cuestionamiento, no hay miedo a intentarlo una y otra vez». Frente a la sociedad española donde el fracaso «es un verdadero estigma, allí el término que se utiliza es el del «fracaso constructivo».

No equilibrar racionalidad/emocionalidad. Si bien «el corazón tiene mucha incidencia en nuestra decisiones», el problema surge cuando «la emocionalidad nubla por completo la racionalidad» y «el miedo es «La emoción que más condiciona».

No conciliar negocio y entorno. El mensaje aquí es claro: «hay que saber conciliar el ámbito personal y el profesional».