«Férez puede presumir de tener muchísimos lectores»

A.M.
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María del Carmen Miranda: «Las bibliotecas de las zonas rurales no son bibliotecas al uso, sino centros multiusos»

María del Carmen Miranda, bibliotecaria de Férez. - Foto: M.C.M.

Una de las entradas recogidas por la Real Academia de la Lengua las define como instituciones cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos. Se refiere a las bibliotecas, aunque con el paso del tiempo y la era de las nuevas tecnologías, estos centros han sabido reinventarse hasta tal punto que se han convertido en los dinamizadores sociales, culturales, formativos y educativos del medio rural, no solo en lo que al libro y a la promoción de la lectura se refiere, sino también a todas las posibilidades que abre internet y las redes sociales, minimizando así la brecha digital entre las generaciones. Un buen ejemplo de este nuevo modelo de biblioteca se encuentra en Férez, cuyo centro ya ha recibido hasta cinco premios nacionales María Moliner por la originalidad y la creatividad de sus propuestas para niños y adolescentes. María del Carmen, nacida en Francia, pero con raíces en Tazona, una pedanía de Socovos, es licenciada en Informática y, a su vez, la bibliotecaria de Férez desde el año 2006.

¿Cómo acaba de bibliotecaria en Férez?

Me enteré de que se convocaba una plaza para la biblioteca y decidí presentarme a la oposición. Me quedé segunda, pero la chica que sacó la plaza, que era de Moratalla, se fue a trabajar fuera seis meses después. Así fue como accedí yo, después de haber estudiado Informática. Mi pasión son los ordenadores, nunca pensé que terminaría trabajando en la biblioteca con niños y adolescentes.

¿La biblioteca de Férez ya estaba en marcha?

No, prácticamente ha nacido conmigo. Antes de 2006 estaba en la Casa de la Cultura, pero funcionaba de forma periódica, no estaba organizada como lo está en estos momentos. En la actualidad, la biblioteca cuenta con unos 220 usuarios, de los cuales aproximadamente el 70 por ciento son jóvenes y niños del municipio.

¿Cuál sería su balance de estos 15 años como bibliotecaria de un municipio ubicado en plena Sierra del Segura?

Estoy encantada, muy contenta, el pueblo me acogió como una fereña más y estoy trabajando con mis niños. Doy todo lo que puedo de mí, intento tratar a la gente con mucho cariño y es cierto que me lo devuelven con crec es. También es verdad que el trato en los pueblos es muy próximo y los niños me regalan dibujos, me tratan con muchísimo cariño…, así que estoy contentísima.

¿Qué papel juega una biblioteca en una sociedad rural?

No tienen nada que ver las bibliotecas de las zonas rurales con las de las grandes ciudades, más centradas en habilitar espacios para el estudio, para el préstamo de libros, la lectura en silencio, los clubes de lectura… Las bibliotecas de los pueblos lo absorben todo, son el centro social por excelencia de sus vecinos, especialmente de niños y jóvenes. En la de Férez tenemos una sala para refuerzo escolar y estudio, un centro de internet, hacemos muchos cursos intensivos y talleres sobre nuevas tecnologías, a veces manualidades para celebrar efemérides dedicadas a las bibliotecas, al Día de la Madre y del Padre, Navidad… Además, yo imparto cursos de informática dos veces a la semana para niños y padres y también me encargo de formales en el uso de internet y en el manejo de tablets, a crear cuentas de correo electrónico, descargar y manejar aplicaciones en el móvil, soy la encargada de pedirles cita por internet para el Sepecam, para la Seguridad Social…, Las bibliotecas de las zonas rurales no solo son bibliotecas, sino centro multiusos. De alguna forma, las bibliotecas de los pueblos han sido las que están corrigiendo la brecha digital, porque aquí hay gente mayor que no sabe manejar internet, pero también otro tipo de usuario más joven que tampoco lo controla del todo y me pide a mí, por ejemplo, que pida las becas escolares y para la adquisición de libros.

¿Y los libros, la promoción de la lectura, en qué plano queda en la biblioteca rural?

Los libros no pierden su protagonismo. Hay que tener en cuenta que las bibliotecas de las zonas rurales cuentan con un pequeño presupuesto, en nuestro caso, con 2.000 euros al año. Con este presupuesto compro las novedades editoriales de literatura infantil, juvenil y para adultos y algunas películas para la sección multimedia, aunque en este caso cada vez menos, porque los niños y jóvenes ya saben descargarse las películas o las ven en las plataformas disponibles. La biblioteca de Férez puede presumir de tener muchísimos lectores y por eso lo que compramos, mayoritariamente, son libros, previa consulta a los usuarios sobre sus gustos y demandas. Yo les pregunto a los niños y a los jóvenes qué les gustaría leer, hago una lista con sus peticiones y de ahí selecciono para su adquisición. Después promociono los libros que han llegado nuevos a través de redes sociales y del bando móvil.

¿Se puede afirmar que los fereños son una sociedad lectora?

Yo diría que sí. Las mujeres suelen leer mucho en invierno; en verano, con las vacaciones escolares, están mucho más ocupadas y prefieren irse a la piscina, algo muy lógico. En verano, lo normal es que la biblioteca se llene de lectores que vienen de fuera a veranear y se hacen el carné de usuario. Es curioso, pero entre invierno y verano cambia mucho el perfil del usuario. Obviando esta circunstancia, los adultos que vienen a la biblioteca de Férez son en su mayoría mujeres que demandan el género romántico y la novela histórica y de intriga. Entre ellas, la ciencia-ficción es lo que menos funciona. Por su parte, la juventud lee mayoritariamente novela romántica -dice que está cansada de las malas noticias diarias-, también policiaca y de suspense, mientras que en la sección infantil tenemos muchos libros relacionados con las emociones y sobre la igualdad entre niñas y niños. Además, tenemos dos clubes de lectura, uno de adolescentes de entre 12 y 14 años, otro para mayores de 60.

¿A qué obedece tanto premio María Moliner?

Los premios María Moliner reconocen las actividades novedosas, creativas y originales que se desarrollan en las bibliotecas para promocionar la lectura y la cultura en todos sus ámbitos. También tienen muy en cuenta la gran cantidad de actividades que se realizan al cabo de un año, digamos que premian el dinamismo de la biblioteca, el número de actividades que se realizan y la originalidad de las mismas. Nosotros decoramos la biblioteca en primavera, en verano, en Hallowen, en Navidad… Somos una biblioteca muy dinámica y activa, no un centro inmóvil e inerte. Por ejemplo, desde aquí elaboramos el libro de recetas Sabores de antaño y de siempre, en colaboración con la Asociación de Mujeres y el Club de Jubilados de Férez. Se trata de una publicación que recoge 280 recetas que engloban toda la sabiduría culinaria de varias generaciones. El libro se divide en recetas tradicionales, dulces, postres, conservas, mermeladas, encurtidos, frutos secos, matazón, licores y vinos del terreno. Hasta ahora, llevamos unos 1.100 ejemplares vendidos y hemos tenido que editar una nueva edición para su posterior venta en librerías, ya que está agotada.

¿En qué consistió la última actividad reconocida con un premio María Moliner?

La última la realizamos en 2020 y está relacionada, como no podía ser de otra manera, con la pandemia. A mí se me partió el alma cuando hubo que cerrar la biblioteca. Pensé de qué forma la podía reactivar aunque no pudiésemos ir físicamente a las instalaciones y creé, en apenas 15 días, una biblioteca virtual, le di publicidad y llegamos a tener más de 4.000 visitas diarias. Ahora registra un promedio de 500 visitas al día, no solo de usuarios y lectores de Férez, sino de muchos otros lugares. Es una biblioteca virtual que también decoro por el Día del Libro, el Día de la Madre… Y es muy atractiva. Otra actividad que recibió este premio se llamó Ser bibliotecario para un día. Hicimos un sorteo entre los niños y niñas que quisieron participar y al que ganaba ejercía de bibliotecario y elegían las actividades a desarrollar durante toda la semana. Uno de ellos propuso la realización de una revista sobre Férez que fue una maravilla. La sacamos a la venta pero con la fórmula del trueque, de forma que por una revista recibíamos un libro o un DVD. En otra ocasión también hicimos exposiciones de escritores concretos con carteles con sus biografías y resultaron muy atractivas para todo el pueblo.

Esto demuestra la importancia de las bibliotecas en la lucha contra la despoblación.

Las bibliotecas son la vida de los pueblos, el lugar de referencia para pasar la tarde. Si no existieran las bibliotecas en las zonas rurales, la gente no tendría donde ir. En Férez hay una ludoteca para los más pequeños, pero está destinada al juego. Cuando la dejan, vienen a continuar con actividades ya más formativas y educativas en la biblioteca, donde suelen permanecer hasta los 18 años como usuarios de las mismas. También tenemos una sala de vídeo proyecciones para películas, donde los chicos y chicas ponen música, cantan en el karaoke, juegan a la play y a la wi, aunque todo eso siempre controlado por mí. Y a esto hay que añadirle que somos una biblioteca muy virtual, muy enfocada a las nuevas tecnologías y por ello estamos preparando una gran cantidad de cursos relacionados con la informática e internet para este nuevo curso. También, en breve, vamos a abrir un Aula Mentor, que es un sistema de formación a través de internet, promovido por el Ministerio de Educación y Formación Profesional que, en colaboración con el Ayuntamiento de Férez, se podrá realizar desde la biblioteca, con tutorización personalizada, dirigido a personas mayores de 18 años, ofreciendo un extenso catálogo de cursos con los que ampliar las competencias personales y profesionales. En definitiva, las bibliotecas de los pueblos nos tenemos reinventar cada día para no perder esa esencia de centro de referencia para todos los vecinos.