Adiós a 'la zurda de caoba'

EFE
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Rogelio Sosa Ramírez, leyenda que marcó 90 goles con la camiseta del Real Betis, fallece a los 75 años

Adiós a 'la zurda de caoba' - Foto: Twitter @RealBetis

El mito del Betis Rogelio Sosa Ramírez, 'La zurda de caoba', ha fallecido a los 75 años, según ha informado el club bético la tarde de este jueves, que ha calificado como "día muy triste para el beticismo" porque se "ha marchado uno de los grandes mitos" de su historia.

Nacido en Coria del Río el 15 de abril de 1943, debutó con el primer equipo del Betis en 1962 y estuvo en su primera plantilla hasta 1978, años en los que jugó 357 partidos oficiales con la verdiblanca y, además de marcar 90 goles, encarnó las mejores esencias del club de las trece barras hasta mimetizarse como una de ellas.

Brillante como pocos, Rogelio es por derecho propio uno de esos jugadores únicos y geniales dentro y fuera del verde, con gestos al alcance de pocos, la 'mandanga' de los elegidos y una rapidez incluso para responder.

Suya fue la mítica frase "míster, yo no corro, que correr es de cobardes" con la que mostró su manera de entender el fútbol al técnico húngaro Ferenc Szusza. Una reflexión que más tarde tomó prestada y popularizó el exjugador del Barcelona Charly Rexach.

Rogelio conforma con Julio Cardeñosa y Rafael Gordillo la Triada Capitolina de zurdos que más felices han hecho a generaciones de béticos, una de las cuales, la del final de la carrera del coriano y esplendor de los otros dos, tuvo el privilegio de verlos jugar juntos. Campeón de la Copa del Rey ganada por el Betis en 1977 al Athletic de Bilbao, derramó hasta 1978 una forma inigualable de entender el fútbol como trasunto de la misma vida.

Lo mismo le decía a un preparador físico que lo martirizaba haciendo abdominales que "así, Felipe, es 'tela' de difícil marcar un gol"; que los marcaba de córner directo; que mandaba al escarnio del regate inverosímil de la 'tostá' al mismo y temible central del Atlético de Madrid Jorge Griffa, a quien remató: "¿Dónde vas, Griffa?".

Cuentan que el argentino, en su humillación, contestó: "A matarte, Rogelio, a matarte".