«La igualdad debe ser algo asumido»

Maite Martínez Blanco
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«Nuestra generación fue educada en la igualdad, pero la sociedad no lo es. Eso genera frustración»

Elvira Argandoña Palacios. - Foto: Rubén Serrallé

Dos carreras universitarias, cuatro oposiciones y tres hijos. Es la vida de Elvira Argandoña Palacios (Albacete, 1974) reducida a cifras. Elvira ejerce ahora como fiscal, pero antes trabajó como enfermera y matrona. Su esfuerzo personal le valió ser reconocida este 8 de marzo por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha. 

Matrona, fiscal, profesora universitaria, tres hijos, ¿tiene superpoderes para llegar a todo?

Fácil no ha sido. Detrás hay trabajo, trabajo y trabajo. Ser enfermera y matrona me costó, pero como a cualquier estudiante que no tiene hijos, sí que terminé Enfermería con el mejor expediente de España porque siempre he sido buena estudiante y después hice mi especialidad de Matrona. Hasta ahí bien. Empecé a estudiar Derecho ya trabajando en el hospital y hasta tercer curso que tuve mi primer hijo bien. En cuarto curso, entre el trabajo y el bebé, dejé de ir a clase y lo saqué estudiando cuando podía, con mi hijo en brazos o cuando dormía. En 5º tuve mi segunda hija y ahí se me complicó, pero en la convocatoria de diciembre terminé. Fue un esfuerzo grande, pero lo llevé bien. 

De la enfermería a las leyes, ¿por qué este cambio?

Jamás se me habría ocurrido estudiar Derecho, soy de Ciencias y si no hice Medicina es porque entonces la carrera no estaba en Albacete y no podía irme fuera, por eso hice Enfermería que al conocerla me gustó mucho. Pero seguí estudiando, quería evolucionar. No tenía muy claro hacia donde orientarme, aunque la docencia en la universidad siempre me ha gustado. Hice Derecho y después un Máster de Derecho Sanitario, al terminar una aseguradora sanitaria me ofreció trabajo, pero lo descarté, tenía plaza en propiedad de enfermera y matrona y dos hijos pequeños, no quería irme a la aventura a Madrid. Fue entonces cuando una amiga me habló de las oposiciones a fiscal y pensé en prepararlas, me parecía un reto y no quería aparcar el Derecho mientras mis hijos creían, las leyes cambian mucho y si lo dejas cuesta actualizarte.

Cuenta que el fiscal jefe del TSJ, José Martínez, su preparador, le ayudó mucho. Desde luego no era usted una opositora al uso.

Me ha confesado después que cuando le expuse mi situación, -tenia dos nenes, me acababa de divorciar y un trabajo a turnos -, pensó que era imposible, pero tuvo la delicadeza de no quitarme las ganas y la ilusión. Empecé a preparar mis temas y cuando llevaba apenas un mes estudiando me presenté al primer examen para tantearme e ir entrando en materia, pero saqué un 4,7, por encima de la nota de corte que había quedado la convocatoria anterior, así que mi preparador se dijo «aquí hay petróleo». Me animé mucho, pero tengo que decir que en algún momento, sobre todo cuando alguno de mis hijos caía enfermo y no dormía por las noches, lo pasé mal. Pero nunca pensé en dejarlo. He estudiado en todos los lugares imaginables, en la peluquería, en el parque, en la puerta del colegio, en actividades extraescolares, con mis hijos al lado haciendo los deberes, si la guardia en el hospital me lo permitía porque no había partos también estudiaba y cuando libraba por las mañanas aprovechaba que mis hijos estaban en el colegio y me encerraba a estudiar, casi no paraba ni para comer. He estudiado a lo bestia y mi ocio se limitaba a ponerme a planchar para descansar de estudiar. Han sido unos años de mucho sacrificio, porque el día tiene 24 horas para todo el mundo.

Su esfuerzo le ha sido reconocido ahora, en el Día de la Mujer, ¿por qué a los hombres no se les pregunta tanto por su esfuerzo para conciliar trabajo y estudios con familia?

Los hombres si afrontan una carrera profesional así optan por dejar un poco a la familia, siempre suele haber una mujer que se ocupa más de los hijos. Al pensar en el reconocimiento pienso que es importante haber conseguido los títulos y aprobar una oposición tan difícil como la de fiscal, además con un buen número, fui la 18 de toda España. Pero el reto ha sido hacerlo y estar ahí, al pie del cañón, con mis hijos. Quien tiene hijos sabe lo que es y yo no he dejado de ir a una reunión del colegio, de la catequesis, llevarlos al médico, estar pendientes de si tienen que llevar una cartulina al cole, ir a un cumpleaños o cambiar el horario de una extraescolar. Esa empresa que llevas en la cabeza, no he dejado de llevarla en ningún momento, porque gestionar una familia es toda una empresa que suelen llevar las mujeres.

Se dice que a la mujer le cuesta más hacer carrera profesional porque en ella pesan más las cuestiones familiares, ¿ha sido su caso?

Todas las decisiones laborales que he tomado han sido teniendo en cuenta a mis hijos. Con la oposición aprobada, no se me ocurrió optar por la judicatura porque implicaba irme a la Escuela de Jueces a Barcelona y después estar 10 o 15 años destinada vete a saber dónde, me decanté por la carrera fiscal porque el centro de estudios para fiscales está en Madrid y durante los meses que duró el curso podía ir y venir desde Albacete en tren a diario, me iba a las seis de la mañana y cuando mis hijos salían del colegio ya estaba aquí para recogerlos. Luego tuve que elegir destino y entre las cuatro opciones que tuve elegí Alicante por lo mismo, podía viajar a diario en tren y estar con mis hijos, hasta que al fin logré el traslado a Albacete. 

 

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