Un proyecto para romper prejuicios

Ana Martínez
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Más de 300 mujeres gitanas han pasado en cuatro años por 'Calí', el proyecto de la FSG para eliminar barreras, estereotipos y roles e incorporarlas al mercado laboral

Imagen del proyecto "Aprender trabajando" de la Fundaciçon Secretariado Gitano. - Foto: José Miguel Esparcia

Ellas sufren una doble discriminación: ser mujeres y gitanas. Sufren cada día los estereotipos y prejuicios que la sociedad ha marcado sobre este pueblo desde hace siglos y todavía hoy se sienten observadas y perseguidas solo por su aspecto físico y por el pillaje que le atribuyen de forma generalizada a la comunidad romaní. Se sienten discriminadas cuando, por ejemplo, entran a un comercio y los dependientes consideran que solo lo hacen para robar. Achacan los roles que llevan por apellido más al entorno en el que crecen y viven que a la cultura gitana en sí. 

Con el ánimo de derribar barreras, escrúpulos y convencionalismos que atacan su dignidad como personas y las mantienen en la discriminación constante, la Fundación Secretariado Gitano inició en 2016 el programa Calí (mujer en caló), que se está desarrollando en 28 provincias españolas, entre ellas Albacete, por parte de otros tantos técnicos en Igualdad, 25 de los cuales son mujeres gitanas con estudios universitarios.

Es el caso de Cortes Muñoz, la técnica en Igualdad de la FSG en Albacete, licenciada en Trabajo Social y encargada de desarrollar e impartir el programa Calí, por el que ya han pasado más de 300 mujeres gitanas, la mayoría de ellas jóvenes, algunas casadas, otras no, pero una buena parte de ellas con cargas familiares, que abandonaron la educación obligatoria en Secundaria y estuvieron hace años o muy poco tiempo en el mercado laboral y ahora tienen interés en reincorporarse a él.

Cortes asegura que este programa surgió ante la necesidad de eliminar la «doble discriminación» que sufre la mujer gitana, la primera solo por el hecho de hacer nacido mujer, la segunda por pertenecer a la minoría «más discriminada en España», la gitana. 

Para luchar contra la incomprensión social a la que se ve sometido el pueblo romaní, especialmente el colectivo femenino, el programa Calí pone el acento en tres focos, el primer de ellos, sobre la igualdad de género, de trato y de oportunidades, a través de acciones de sensibilización e información para que la comunidad gitana conozca sus derechos, un trabajo de sensibilización que también se realiza con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y policías locales. 

De la misma manera, en este primer bloque se trabaja la igualdad de género con toda la comunidad gitana, hombres y mujeres de todas las edades, e incluye la elaboración de itinerarios sociolaborales para gitanas que, cumplidos los 18 años, buscan trabajo pero no lograron terminar la Educación Secundaria o directamente no tienen estudios: «Nosotras les ayudamos a que busquen su proyecto de vida», explica Cortes Muñoz, que pone en valor en este sentido las sesiones grupales de mujeres gitanas para que adquieran habilidades sociales y ganen en autoestima.

Superado este primer trecho del camino, el programa Calí propone un segundo paso centrado en la orientación laboral, que incluye aprender a elaborar un currículum, a realizar entrevistas de trabajo, a buscar un empleo…

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