«Hoy asesoramos más de 30 cultivos»

E.F
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Amelia Montoro entró en el Servicio de Asesoramiento de Riegos del Instituto Técnico Agronómico Provincial a finales de los años 90. A través de su trabajo en el SAR, ha sido testigo de los grandes cambios experimentados por la agricultura albacetens

Amelia Montoro, jefa del SAR-ITAP - Foto: J.M.E.

Esta semana, el Gobierno de Castilla-La Mancha anunciaba los nombres de los premiados con motivo de la celebración del Día del Agua. Por Albacete, el reconocimiento recayó en Amelia Montoro Rodríguez, jefa del Servicio de Asesoramiento de Riegos (SAR) del Instituto Técnico Agronómico Provincial (ITAP), un servicio con varias décadas  de trabajo ‘a pie de terruño’, siempre centrado en la investigación, desarrollo, experimentación y aplicación de equipos y métodos de riego cada vez más eficientes en nuestro campo.

¿Cómo se tomó el premio?

Me lo tomo como un reconocimiento a todas las compañeras que formamos parte del equipo, porque somos todas mujeres, y a todas las personas que trabajaron en él desde su creación. Éste fue el primer Servicio de Asesoramiento de Riegos en España, con una clara orientación de investigación y de difusión de sus resultados en estrecha colaboración con los agricultores. Luego vinieron otros servicios similares, muchos de ellos inspirados en el que creó el ITAP, pero con nuestros objetivos y características fuimos los primeros.

También lo veo como un reconocimiento a la Diputación Provincial de Albacete, porque para estos servicios es muy importante la continuidad del trabajo e, incluso en los peores tiempos de crisis, la Diputación siempre mantuvo el apoyo a nuestra labor.

¿Cuándo entró en el Servicio?

En el 97. Había hecho aquí las prácticas de la carrera, hice un trabajo sobre cereales y entré en el año 1997 como técnica de campo. Tres años más tarde, accedí a la jefatura.

¿Cómo ha cambiado el regadío desde entonces?

Muchísimo, aunque a veces no se note. Aquí ponemos el ejemplo de los ‘pivots’ de riego. De lejos, parece que no han cambiado nada. La misma estructura, las mismas dimensiones, pero cuando te acercas casi nada es igual. Cuando empecé, era muy  habitual ver aspersores en la parte superior de un pivot, hoy eso sería impensable, sobre todo en los equipos nuevos; antes los pivots eran básicamente grandes estructuras metálicas y poco más, hoy muchos están informatizados, controlados a distancia y con un alto nivel de precisión a la hora de manejar difusores de alta tecnología que poco o nada tienen que ver con lo que había al principio. 

¿Estos cambios han ido parejos a la evolución de los cultivos?

Son las dos caras de una misma moneda. Hace dos décadas, desde nuestro servicio asesorábamos cinco cultivos, hoy en día asesoramos más de 30 y la lista está en continua evolución. Ha habido cultivos que desaparecieron, como la remolacha; otros están en regresión, como el maíz; aparecen cultivos nuevos, como el brócoli. Otros se consolidan, como el pistacho o la adormidera, y estos cultivos que van y vienen tienen sus requerimientos y llevan asociadas unas tecnologías.

De todos los cambios en estos últimos 20 años en el SAR, ¿cuál ha sido el más profundo?

Uno de los mayores cambios que hemos vivido en los últimos 20 años en Albacete es el auge de los cultivos leñosos y no sólo de los nuevos, sino también algunos veteranos, como el olivar o la vid. Fíjese en que hace 20 años el viñedo no se regaba, no era ni siquiera una idea, a nadie se le pasaba por la cabeza y ahora regar las viñas es muy normal, lo que en mi opinión es un cambio tan importante como la gran expansión que hemos tenido en el cultivo del almendro, que ha sido el otro gran cambio en el paisaje. Pero igualmente importante es que esta expansión va a continuar en los próximos años de la mano de un cultivo que ya se está haciendo notar con fuerza, que es el pistacho, y que se hará notar todavía más en el futuro. Evidentemente, estos cambios afectan de lleno a nuestro trabajo y al de los propios regantes, porque las necesidades y los sistemas de riego de los leñosos poco o nada tienen que ver con los cultivos herbáceos.

¿Y de cara al futuro? Se sabe que Albacete está en primera línea del frente del cambio climático. ¿Cómo afectará eso al riego?

¿Cómo afectará? No, será como afecta al riego ahora. Tomemos el ejemplo clásico, que es el maíz. En  20 años,  hemos pasado de regar maíces a razón de 10.000 metros cúbicos por hectárea a conseguir lo mismo, o más, con sólo 7.000. Durante este mismo período, la demanda evaporativa de la atmósfera no ha hecho más que crecer debido a cambios en variables cruciales como la temperatura, la humedad del viento, su velocidad, la radiación solar… dicho de otra forma que, en condiciones cada vez más difíciles, hemos conseguido una mejora sustancial de la eficiencia del regadío. Ahí hay muchas horas de trabajo y mucho esfuerzo de los técnicos del ITAP en la fincas experimentales como Las Tiesas y sobre el terreno, en las explotaciones de los agricultores que asesoramos. 

De hecho, en el próximo Congreso Nacional del Regadío, que será en Extremadura, vamos a presentar un trabajo sobre los resultados de nuestro trabajo en el maíz, el trigo y la cebada que recoge nuestra experiencia en este terreno.

Para terminar, ¿cómo ha evolucionado el agricultor, el propio regante durante todo este tiempo?

El regante ha evolucionado tanto como sus propios cultivos. Cuando empecé como técnico, íbamos parcela por parcela y entregábamos en mano los estudios y las recomendaciones. Hoy el regante recibe las recomendaciones de riego por correo electrónico, por el móvil y tiene un gran volumen de información útil que le llega por los medios de comunicación como La Tribuna, por internet, y esto sólo es el principio. Hay herramientas de comunicación, de seguimiento y control que son mucho más potentes, y que se irán poniendo en marcha a medida que dispongamos de más infraestructura, porque ahora no tenemos suficiente potencia para implantarlas . Aunque yo sigo siendo muy partidiaria de seguir trabajando sobre parcela, para mí el contacto con el regante es muy importante, te aporta datos y una visión que jamás te dará una pantalla. Además, ese contacto y el agradecimiento de los regantes por la ayuda que les prestamos son  el mejor reconocimiento a nuestro trabajo, más importante para nosotras que cualquier premio.