La lógica subyacente

C. Guzmán
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El mal comienzo de temporada del Albacete obedece a las políticas inherentes al modelo futbolístico propio de los fondos de inversión

Los dirigentes del Albacete atraviesan el estadio durante el último partido en el Carlos Belmonte. - Foto: José Miguel Esparcia.

Las reacciones, en muchos casos airadas, al lamentable comienzo de temporada del Albacete Balompié no andan faltas de razón por el penoso devenir de un equipo del que, acaso de forma aventurada, se esperaba más. El fútbol es uno de esos negocios en el que se paga por adelantado un producto del que nada se sabe, pero para el que se pide fe. Hasta que se verifica lo tangible. Dejando a un lado las antaño amables cañas que ahora se han vuelto implacables lanzas contra los responsables del desaguisado, el golpe sufrido frente al Tenerife, donde el Albacete cosechó la derrota más humillante de su historia en la categoría ante los suyos, ha obrado a modo de amargo aldabonazo acerca de los rasgos de un equipo que en los prolegómenos se calificaba de favorito y ahora poco menos que anda camino del descenso. El director deportivo, el entrenador y los jugadores quedan situados en la picota y son sometidos al severo pero lógico escrutinio de una opinión pública irritada por el reciente ridículo. Ora se pide la cabeza el entrenador, ora la del técnico, o ambas a la vez. Soluciones rápidas o no se llegará a diciembre, se dice. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)