Durante muchos días del año hay un hombre lobo correteando, feliz, por las calles de Hellín, de la mano de quien considera de su familia, la cantante Toñi González, Rosalez, a la que Marcos Rodríguez Pantoja recurre siempre que necesita ayuda. Y es que, desde que se conocieron hace tres o cuatro años, han ido forjando un vínculo que trasciende más allá de la mera amistad, porque, en palabras de la cantante hellinera, «Marcos es mi familia y cada vez que viene, aquí es feliz». Todo empezó cuando Toñi, que es una enamorada de los animales y tiene un perro lobo checoslovaco, que ha conseguido innumerables premios nacionales e internacionales en concursos de belleza, vio la película Entrelobos, basada en la vida de Marcos, escrita y dirigida por Gerardo Olivares. «La vi en Granada en 2010 y me dije que tenía que conocerle, pero no pude hacerlo hasta que acudí a unas jornadas loberas que se organizaban en Segovia y en las que él intervenía». Aunque él dice no saber su edad, Marcos nació el 7 de junio de 1946 en la localidad cordobesa de Añora, sí recuerda qué pasó, pese a que hay gente que no lo cree. «Yo no se leer, nunca he leído un libro, pero siempre digo la verdad. El caso es que en la finca en la que mis padres estaban, en Cardeña, en una choza haciendo carbón, los lobos mataron cinco cabras y para que el señorito no les echara de allí, mi padre me llevó al cortijo y le dijo que se queda con el chiquillo y que aprenda a cuidar el ganado. Me subieron a Sierra Morena, que es donde tenían las cabras, y me llevaron allí junto al cabrero, que era un hombre mayor, para ayudarle, y aquello fue una liberación, porque mi madrastra me pegaba unas palizas que me tenía las costillas hechas polvo, con cinco años. 

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