Runrún madrugador

C. Guzmán
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La contundente derrota del Albacete en la jornada inaugural aumenta la incertidumbre sobre el diseño de la nueva temporada

Tomeu Nadal golpea el balón tras encajar uno de los goles en Barcelona. - Foto: Pedro Salado.

El primer capítulo de la segunda liga del silencio incrementó el runrún que, fuera del graderío, ya venía planeando en el entorno del Albacete. La pretemporada dejó no pocas dudas que, en caso de confirmarse en las próximas jornadas, darán paso a algunas certezas.

La contundente derrota en la apertura del curso se ha amortiguado con un par de lugares comunes a los que probablemente ya se agarraron los más ingenuos en el estreno del curso anterior en Almería. Que el Espanyol es un equipo de otra liga y que el trabajo paliará todos los males son los más frecuentes, todo ello en el contexto de los movimientos postreros en el mercado de contrataciones cuyo resultado se espera como agua de mayo.

Dando por sentado lo prematuro de los juicios, no entra en la materia de discusión la lamentable sensación que dejó el Albacete en su visita al RCDE Stadium, de donde pudo haber regresado con un saco de goles con que dar trabajo al mejor documentalista en busca de precedentes.

La comodidad con la que el Espanyol movió la pelota y su facilidad de llegada, la muy deficiente ejecución por los de Alcaraz de suerte básicas como la presión y las vigilancias, la ineficacia defensiva, la incapacidad para hilar fútbol y la poca personalidad colectiva dieron lugar a una actuación descorazonadora y una sensación de inferioridad abismal. Demasiada. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)