Indignados una década después

Ana Márquez (EFE)
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Juan, Silvia, Enrique, Olivia y Marta vivieron el 15-M con la ilusión de una política nueva, pero lamentan que los partidos casi nacieron viejos

Indignados una década después - Foto: Ana Márquez

«Dormíamos, despertamos» fue el lema de la acampada iniciada el 15 de mayo de 2011 en la Puerta del Sol de Madrid y, 10 años después, esta consigna sigue vigente para algunos de los indignados, que lamentan que siga habiendo precariedad y apelan a la concienciación ciudadana que se instaló más allá de la política institucionalizada.

Juan, Silvia, Enrique, Marta y Olivia son cinco de esos miles de jóvenes que hace una década se organizaron a través de internet para crear un movimiento asociativo que canalizó el descontento social ante la ciclogénesis económica y política del momento.

«Si le preguntaras a cada una de las personas que estuvieron qué fue el 15-M, hay tantas opiniones como participantes», asegura Juan, quien con 33 años estuvo en la primera manifestación de Democracia Real Ya, se mantuvo durante los 28 días de la acampada en la Puerta del Sol y fue miembro de la Comisión Legal del 15-M.

Para Juan, este movimiento social no era «un sujeto político sino un acontecimiento» que tras cuatro años de crisis económica quería «imaginar otras formas de hacer política» y, por ello, lamenta que los partidos que se nutrieron del movimiento «casi nacieran ya viejos».

Para Enrique, de 31 años, el 15- M fue un evento «tan genuino y con tanta mezcla de emociones» que será recordado de formas muy diferentes por aquellos que participaron en él como por la propia sociedad, pero considera que la idea central y el objetivo de ese movimiento sí se mantiene y es que «la democracia es mucho más que votar cada cuatro años».

Le consta que amistades forjadas en el 15-M han desarrollado proyectos de economía social o bancos de tiempo que «siguen demostrando que hay otras formas de hacer las cosas que no necesariamente tienen que estar vinculadas con la política».

Tanto Silvia (1990) como Olivia (1989) y Marta (1984) coinciden en que el «caldo de cultivo» del 15-M fue el movimiento estudiantil contra el Plan Bolonia y la creación de la Plataforma Jóvenes Sin Futuro con su lema «Sin casa, sin curro, sin pensión. Juventud sin miedo. Recuperando nuestro futuro. Esto es solo el principio».

«Es una pena, pero una década después estas reclamaciones continúan estando encima de la mesa porque los jóvenes seguimos en la precariedad», lamenta Silvia.

Se emociona al recordar los días de la acampada que vivió con «la ilusión de estar haciendo algo muy importante por una generación», pero asume que con el tiempo «se ha demostrado que el engranaje del sistema es muy difícil de cambiar».