La mujer que llamó a la unidad antifascista

Agencias
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La vida de la figura que abrazó la causa comunista, Dolores Ibárruri 'Pasionaria', se recoge en una biografía de Mario Amorós que coincide con el centenario del PCE

La mujer que llamó a la unidad antifascista

En el año en el que se conmemora el centenario del PCE, la figura de Dolores Ibárruri es recordada como la mujer que abrazó la causa comunista en 1920 y llamó a la «unidad antifascista» en defensa de la República, tal y como relata Mario Amorós, autor de la última biografía sobre Pasionaria.

¡No pasarán! Biografía de Dolores Ibárruri, Pasionaria, editada por Akal, repasa en 608 páginas la vida de una de las personalidades políticas «más importantes de la España del siglo XX» y se ha llevado a cabo gracias al acceso al archivo personal de la dirigente comunista, en posesión de su nieta Dolores Ruiz-Ibárruri Sergueyeva.

Este repaso a la vida de Pasionaria -en la que se incluyen fotografías de ella junto a personalidades como Fidel Castro, Nikita Jrushchov, Mao Tse-tung o el Che Guevara, entre otros- analiza su papel durante la historia española, desde la República hasta su vuelta del exilio tras la dictadura de Francisco Franco. Fue el 19 de julio de 1936 durante las primeras horas del Golpe de Estado cuando ante los micrófonos de Unión Radio Madrid acuñó la proclama del «¡No pasarán!», en referencia a la sublevación militar que había comenzado en las islas Canarias y en el Protectorado español en Marruecos contra el Gobierno republicano.

La mujer que realizaba «recurrentes visitas» a los frentes durante la Guerra Civil y que protagonizaba intervenciones en actos públicos y discursos por radio en defensa de la República, tuvo que partir en marzo de 1939 al exilio desde Monóvar (Alicante).

«Pasionaria partió en avioneta hacia Orán y de allí a Marsella, París y, finalmente, Moscú. Así empezó un exilio que se prolongó durante más de 38 años, hasta su regreso a España», explica el autor.

Es, precisamente durante esta etapa, donde la figura de Pasionaria se convierte en el símbolo «más universal de la resistencia republicana», sobre todo a través de las ondas de Radio España Independiente (Estación Pirenaica), de la que fue su primera directora. Una radio que fue «determinante» para mantener sus mensajes entre los «miles de españoles» contrarios al régimen franquista, y en la que se difundían comentarios que «fijaban» la posición del PCE ante los acontecimientos que ocurrían tanto en España como en el mundo.

«En su casa de Moscú reinaba permanentemente un deseo muy profundo, el anhelo de volver a una España democrática, que convivía con el temor latente a morir en el destierro, como le sucedió a tantos españoles de su generación», subraya Amorós.

El regreso

Y así fue. El 13 de mayo de 1977, volvió a España «con la mano tendida y sin rencor», asegura el autor, deseando suerte al presidente Adolfo Suárez en la primera sesión de las Cortes Constituyentes. «En el año en que se conmemora el centenario de la fundación del PCE, la vida de Dolores Ibárruri evoca esencialmente la contribución destacada de los comunistas a la evolución democrática de España», afirma.

Amorós cree que muchos «se apresuraron» a dar por terminado el PCE, pero que, con el actual Gobierno de coalición, el partido está presente en dos ministerios (Yolanda Díaz en Trabajo y Alberto Garzón en Consumo). Un indicio que, para el autor, refleja la vigencia actual de la causa que Dolores Ibárruri «abrazó» desde 1920 hasta  cuando se cierra la última página del libro, con su muerte militando en el PCE, el 12 de noviembre de 1989. Su capilla ardiente se instaló en la sede del Comité Central en la calle Santísima Trinidad de Madrid (la Trini) y su funeral fue un clamor…

«Pasionaria siempre respetó las siglas históricas del PCE, para ella la unidad del partido era sagrada», asegura Amorós, quien advierte que la defensa de las mujeres atraviesa transversalmente toda la vida de Pasionaria, aunque no se consideraba feminista, porque «solo aceptaba como adjetivo para definirse el de comunista, porque pensaba que era suficiente para luchar por todas las causas que consideraba justas, entre ellas los derechos de las mujeres».