Elena del Olmo expone dos cuadros en el Louvre

E.M.
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Los cuadros de la pintora albacetense han sido elegidos por su «fuerza, belleza y colorido» por la galería Eka & Moor, donde la pintora volverá a exponer

La artista María Elena del Olmo. - Foto: Cedida

Si, como reza la conocida frase, París bien vale una misa. No es menos cierto que también vale, y mucho, para colgar cuadros allí y lanzar una trayectoria ya destacada. Máxime si es en uno de los Museos pertenecientes al mítico Louvre. Cual acontece con la artista paisana María Elena del Olmo, que para inicial sorpresa suya, la ha elegido el también pintor Vicente Herrero Heca, además de crítico y propietario de una de las galerías más importantes de Madrid, única española que participa en esta muestra titulada, «Todo el arte contemporáneo», que se inauguró en la capital francesa anteayer viernes. Herrero, en sus declaraciones a La Tribuna, deja clara la confianza en la albaceteña, cuyas dos obras que ha llevado sabe que son muy buenas y dejarán alto el nivel de la pintura actual de nuestro país.

Al solicitarle una mayor precisión respecto a Amapolas en Primavera y Tajinastes en Flor, que ha seleccionado el propietario de la sala Eka & amp Moor Arte Gallery Madrid para esta muestra que es una especie de resumen internacional de lo que hoy se hace en la pintura y que tiene como marco el Carrousel du Louvre, no regatea piropos. «Estas dos obras las he elegido especialmente por la fuerza en la pincelada y la energía que trasmiten, así como la belleza en los colores que utiliza María Elena, además los lienzos están colocados en sendos bastidores con formato redondo, lo cual les confiere una característica muy personal e interesante».

No es casual, tampoco, que María Elena ya haya expuesto, con éxito de crítica y público, en varias ocasiones en su galería madrileña, lo que va a volver a repetirse tras el verano. Unas muestras en las que, como sigue argumentando el propietario de la sala, lo que más le gustó a él y a los muchísimos visitantes y críticos fue «la sinceridad y espontaneidad» con que la albaceteña expresa sus emociones. Y remata: «Es algo que la gente percibe del alma de la artista, su pasión que comunica a través de la magnífica composición de sus pinturas y sus intensos y vibrantes colores».

Si para la albaceteña ha sido una auténtica sorpresa, como se relata líneas arriba, la exposición en París, algo similar aconteció años atrás cuando ella se acercó a la galería Eka para ver la muestra que allí se daba y en la charla con su director surgió la opción de que María Elena le mostrara fotos de algunas de sus obras, que le encantaron. «Me quedé impresionado por la calidad de sus cuadros y de inmediato la invité a colgarlos en mi galería, por fortuna, porque es un privilegio», justifica Vicente.

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