El Alba tuvo el partido en la primera parte, en la que no fue el equipo que tan bien lo hizo como frente al Cartagena o el Girona, pero tuvo sus opciones. Intentó presionar, como lo había hecho en los partidos anteriores, pero la efectividad no era la misma, quizás porque faltaba intensidad o porque el rival la tenía bien estudiada. El caso es que el partido estaba embarullado cuando llegó el penalti por mano de Delgado.

Ortuño lanzó flojo y centrado, fácil para que el portero del Castellón detuviera la pelota. El fallo hizo daño a un Alba mucho menos intenso y lo aprovechó el Castellón para tener sus opciones, la mejor un disparo de Jorge Fernández desde la media luna con una buena intervención de Tomeu.

Sin llegar a dominar, el Alba espabiló en la recta final de la primera parte y hubo ocasiones para Zozulia, Jiménez y, la más clara, para Fuster, con paradón de Óscar Whalley.

En la segunda parte el Alba se fue diluyendo en su impotencia después de tener Zozulia un par de buenos remates en los que intervino muy bien el guardameta visitante.

Las pérdidas eran constantes y en una de ellas, de un Álvaro Jiménez desconocido, el Castellón pillo a la defensa a contrapié y Jorge Fernández no tuvo problemas para marcar en el mano a mano con Tomeu. Era el minuto 62, quedaba tiempo y el Alba lo intentó, pero si es el peor equipo goleador es por algo y el Castellón se llevó otros tres puntos vitales del Belmonte. El Albacete seguirá colista porque el fútbol es ganar y el conjunto manchego no sabe hacerlo.