De la eclosión de Bernal al silencio del ciclismo español

EFE
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El colombiano deslumbra y apunta hacia un futuro cargado de éxitos latinoamericanos en las grandes rondas mientras los corredores nacionales fracasan en un Tour en el que solo Landa parece estar preparado para liderar la regeneración del pelotón

De la eclosión de Bernal al silencio del ciclismo español - Foto: GUILLAUME HORCAJUELO

La foto del colombiano Egan Bernal en París con el maillot amarillo podría ser un punto de partida para una nueva era en el Tour de Francia, para la que está llamado este joven de 22 años que nació con nombre de campeón y que atesora un talento que ha sorprendido ya en su segunda temporada en la élite.

Brillante en su especialidad de toda la vida, la bicicleta de montaña, en la que logró como juvenil medallas en los Mundiales de 2014 y 2015, su paso a la bicicleta de carretera apenas lo acusó, pues en 2016 ya firmó con la escuadra italiana del Androni Giocatolli-Sidermec con solo 19 años. El cafetero se inició en el ciclismo en ruta sin experiencia anterior alguna.

Solo dos años después, en 2018, el ciclista de Zipaquirá ganó el Tour de California y debutó en el Tour con el Sky, a las órdenes de Froome y Thomas. Se clasificó decimoquinto.

Y este año, con el objetivo del Giro, el destino le echó una mano de oro. Se fracturó una clavícula y no pudo luchar por la maglia rosa. Ahí empezó su camino hacia el Tour.

Se trata de un campeón de una madurez impropia para un chico de su edad, orgulloso de hacer lo que le gusta y capaz de disfrutar con la adrenalina de la competición. ¿Presión?. "Con eso no gano nada, prefiero estar tranquilo", dice.

Físicamente no arroja dudas, sus valores en la prueba de consumo máximo de oxígeno, VO2Max son "descomunales", según los expertos que en su día lo atendieron en el Centro de Estudios Fisiológicos que dirige en Milán Michele Bartoli.

El primer colombiano y latinoamericano que gana un Tour anuncia el comienzo de una era de larga trayectoria. Colombia mira con una gran sonrisa tal posibilidad. Es el ciclismo emergente. Tres corredores en el top ten del Tour, con Rigoberto Urán séptimo y Nairo Quintana octavo.

Un vacío de éxitos

Mientras el ciclismo cafetero vive en la cresta de la ola, el español ha asistido al Tour con un protagonismo muy escaso. Ningún triunfo de etapa, sin representante en el podio y un futuro que invita a esperar tiempos mejores.

Se han cumplido 10 años de la última ronda gala ganado por Alberto Contador. Desde entonces no ha habido victorias españolas. Han sido los británicos del Sky, ahora Ineos, los acaparadores en la década con siete victorias.

En ese período solo han subido al podio dos españoles, Joaquím Purito Rodríguez en 2013, tercero por detrás de Froome y Nairo Quintana y Alejandro Valverde, tercero en 2015, superado por los mismos rivales que el exciclista catalán.

En la edición 106 que acaba de finalizar, las fichas se colocaron sobre el nombre de Mikel Landa, colíder del Movistar junto a Quintana. Con un cuarto puesto en 2017 y un séptimo en 2018, el objetivo del alavés era "luchar por todo".

La carretera, las caídas y las cosas del ciclismo colocaron al ciclista alavés como primer español, sexto, a 4.23 del ganador. Tras la caída de la primera semana, en la que perdió más de dos minutos, le tocó remontar, pero en ningún momento estuvo en la lucha real por el podio.

Landa, de 29 años, anunció que "este Tour servirá para el del año que viene", al que piensa volver con el equipo que anunciará próximamente.

Noveno terminó Alejandro Valverde. El campeón del Mundo siempre estuvo cerca de los mejores, pero al igual que su compañero, sin disputar con opciones los puestos del podio. A sus 39 años sigue siendo un ejemplo para las nuevas generaciones, pero como él mismo dijo: "lo que más me ha sorprendido del Tour es verme arriba con 39 años".

Pasado el puesto de Valverde hay que bajar la vista hasta el puesto 20 para encontrar al próximo español, Jesús Herrada. Dos puestos después, Enric Mas, el subcampeón de la Vuelta, debutante en el Tour, cargado de una expectación que se difuminó en el Tourmalet, donde el ciclista balear se hundió y se despidió de la lista de los 10 primeros.

De momento, el ciclista designado por Alberto Contador como "sucesor" se conforma con haber aprendido en su debut.

Entre las promesas del ciclismo nacional, aprobó con nota el catalán Marc Soler, infatigable en su trabajo como gregario en el Movistar, asumiendo ritmos elevados hasta la extenuación, a la orden de la táctica de equipo, para bien o para mal.

Otros debutantes, como el asturiano Iván García Cortina o el madrileño Carlos Verona, se marcharon "contentos" con la experiencia que disfrutaron en su estreno.

El ciclismo nacional alumbra pero no encuentra. Sin maillot amarillo desde 2009 y sin podio desde 2015, los datos invitan a esperar sentados a una nueva generación que vuelva a lograr laureles en la mejor carrera del mundo por etapas. Con permiso de la nuevo monstruo del ciclismo, Egan Bernal.